La procesión de La Soledad brilló en la noche de Viernes Santo en Cangas de Onís

M.Villoria

Las calles de Cangas de Onís acogieron este viernes la procesión de La Soledad. Contó con más participación que nunca y con la incorporación de nuevos elementos que engrandecieron la solemnidad del acto. Con un desarrollo muy cuidado y lleno de detalles, incluyó por primer año el ofrecimiento de enfermos. Una persona de la parroquia con un problema de salud caminó encapuchada detrás del Cristo Crucificado y en el recorrido se puso en sus manos el sudario que acompañaba a la imagen y lo portó hasta la iglesia.

Se incluyeron también novedades en el vestuario con esclavinas rojas para los más pequeños y capuchas del mismo color para los adultos que portaron las imágenes. La procesión contó con la música de la banda de gaitas Ciudad de Cangas de Onís. Los niños tuvieron una importante presencia.

Los costaleros del Cristo Yacente marcaron un paso diferente de la imagen y no faltaron en la procesión un grupo de mujeres de riguroso negro y con mantilla. Tras el paso del Cristo Yacente caminaron el párroco Diego Macías, junto a los sacerdotes Pablo Gato y Juan Felipe Restrepo y tras ellos el público participante. El recorrido contó con gran organización y fue seguido por numerosas personas a lo largo de las calles de la capital canguesa.