Un ictiosaurio de hace 190 millones de años: así se investigan los fósiles de un reptil marino encontrado en la playa de Vega

La reconocida paleontóloga argentina Marta Fernández vuelve al MUJA para colaborar en el estudio de este ejemplar

Desde la izquierda, Laura Piñuela, Marta Fernández y Carlos García-Ramos muestran una recreación del reptil marino. | J. Q.

Desde la izquierda, Laura Piñuela, Marta Fernández y Carlos García-Ramos muestran una recreación del reptil marino. | J. Q. / Julia Quince

J.Quince

En 2015 un usuario de la playa de Vega de Ribadesella, José Antonio Sánchez Fernández, desenterró la primera pista de un tesoro paleontológico en los acantilados ubicados al este del arenal. Ahora, después de años de minuciosa investigación, el equipo científico del Museo del Jurásico de Asturias (MUJA) confirma que esta joya es un nuevo ejemplar de ictiosaurio, un reptil marino que vivió hace más de 190 millones de años.

El estudio de este descubrimiento está en marcha en el MUJA con la colaboración de una de las principales especialistas mundiales en este tipo de animales, la paleontóloga argentina con raíces asturianas, Marta Fernández. Esta es la tercera visita que hace la experta a la rasa de San Telmo de Colunga, después de su participación en el estudio de un esqueleto parcial de plesiosaurio en 2005 y la presentación de los resultados del ejemplar fósil más completo de ictiosaurio de la Península Ibérica en 2015.

La recuperación y preparación de los fósiles para su análisis y clasificación ha sido un desafío que ha abarcado un amplio periodo de tiempo desde su descubrimiento hace ocho años. Los científicos José Carlos García-Ramos y Laura Piñuela llevaron a cabo un extenso trabajo de campo que se prolongó hasta 2018 para extraer los huesos por completo. «Fuimos desmontando poco a poco el acantilado sacando bloques hasta recuperar cada hueso», explica Piñuela. Ahora, estos huesos se presentan como las piezas de un gigantesco puzle que deben armar para confirmar sus teorías.

«Es como tener una caja donde uno sabe que debe haber unos bloques de los cuales la naturaleza sacó solo algunos, pero no sabemos cuales. Además, esos huesos, los rompió, los deformó y los mezcló, y ahora estamos en la tarea de reconstruir el rompecabezas», añade Marta Fernández.

Parte de los huesos del ejemplar.

Parte de los huesos del ejemplar. / Julia Quince

De los numerosos huesos fragmentados encontrados en la playa riosellana, se ha logrado identificar que pertenecían a un único ejemplar del que se ha podido encontrar la mayor parte del esqueleto. Entre ellos destacan huesos de la trompa, la mandíbula, el omóplato, el esternón, 49 vértebras, 18 dientes, el paladar, incluso parte de una aleta de la que se estima que podía haber tenido más de un centenar de huesos. Sin embargo, algunos de ellos presentan complicaciones, ya que deben ser aislados de las conchas adheridas, un proceso que en muchas ocasiones podría acabar dañándolos.

Concretamente el animal, con similitudes externas a un delfín, un tiburón o incluso un atún, pertenece al periodo del Jurásico Inferior (201-145 millones de años). Aunque es comparable al Ictiosaurio Leptonectes encontrado en 2010 en el concejo de Villaviciosa, y que actualmente se encuentra en la exposición permanente del MUJA, diferencias en los dientes, la cabeza y la aleta sugieren que pertenece a un género diferente, aún sin identificar.

«Esto permite constatar que hay al menos dos géneros totalmente distintos en un pequeño fragmento de costa, ambos ictiosaurios, pero que no tenían nada que ver», explica Fernández quien avanza que, además de estos dos, se han encontrado evidencias de al menos quince ejemplares más en Asturias.

La investigación señala que este ictiosaurio podría haber medido alrededor de metro y medio de longitud en vida, la mitad del tamaño del encontrado en los acantilados maliayeses. «No sería un recién nacido, pero creemos que no habría dejado de crecer», explican los científicos.

La paleontóloga, este jueves, en el MUJA.

La paleontóloga, este jueves, en el MUJA. / Julia Quince

Marta Fernández destaca la importancia de la historia evolutiva de los ictiosaurios para comprender el pasado de los océanos. Considera que el descubrimiento de estos fósiles proporciona valiosas pistas sobre cómo funcionaban los ecosistemas marinos. «Es como ver una película de la que conocemos su inicio, parte del desarrollo y del final, pero es como si nos hubieran cortado una escena. Apenas hay registros de ejemplares de esta antigüedad en el mundo, sin embargo en Asturias sí».

La paleontóloga subraya que los ictiosaurios evolucionaron durante el Triásico a partir de reptiles terrestres aún no identificados que regresaron al agua. Durante el Jurásico, estos reptiles marinos habitaban en todo el mundo, como lo evidencian los diferentes géneros encontrados en los cinco continentes. Sin embargo, se extinguieron 30 millones de años antes que los dinosaurios: «Hubo cambios ambientales que quebraron la cadena de alimento en un límite del Cretácico superior y no pudieron subsistir», aclara.

Este sábado, Marta Fernández ofrecerá una conferencia más detallada sobre los ictiosaurios como parte de las actividades de la Semana de la Ciencia. La charla tendrá lugar en el auditorio del MUJA a las 17.30 horas, con entrada gratuita hasta completar el aforo.

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