Cangas de Onís despide con una atronadora ovación a "Celso, el de la Sifonería", ejemplo de "bondad, alegría, entrega y capacidad"

El féretro con los restos mortales del hostelero accedió a la iglesia con cuatro símbolos: un centro floral de rosas rojas, un sifón, su montera picona con una siempreviva amarilla y una cala (lirio de agua)

El féretro con los restos mortales de "Celso, el de La Sifonería", que aparece en el recuadro.

El féretro con los restos mortales de "Celso, el de La Sifonería", que aparece en el recuadro. / J. M. Carbajal

J. M. Carbajal

J. M. Carbajal

Impresionante y emotiva despedida a Celso Fernández Sangrador, "el de La Sifonería", este mediodía, en la iglesia parroquial de Santa María de la Asunción, en Cangas de Onís, con más de medio millar de personas asistiendo al funeral en su eterno descanso, arropando a su viuda, Marga Cimentada, a sus tres hijas y demás familiares.

Emoción añadida, además, al escuchar las voces del Coro Mixto Peña Santa-Ramón A. Prada, dirigido por Roberto Carlos Norniella Pintado, del que "Celsín" fue integrante allá por la década de los noventa del siglo pasado, cuando estaba al frente del colectivo coral el desaparecido y recordado Ramón Aniceto Prada Vicente.

El féreto con el sifón, la cala, la montera picona y el centro de rosas rojas.

El féreto con el sifón, la cala, la montera picona y el centro de rosas rojas. / J. M. Carbajal

Sobre el féretro con los restos mortales del hostelero cangués se colocaron cuatro símbolos que dejan para la historia la manera de pensar de "Celso, el de La Sifonería”: un espectacular centro floral de rosas rojas, un sifón –como no podía ser de otra manera-, su habitual montera picona tocada con la imponente flor amarilla siempreviva, y una cala (lirio de agua), procedente del núcleo de El Bosque (Sotu Cangues), donde solía pasar sus ratos de ocio, junto a la familia. Detalles que para nada pasaron desapercibidos.

Asimismo, entre los numerosos centros florales del cortejo cabe reseñar el de los vecinos de San Pelayo, su calle, un auténtico barrio en pleno corazón de la capital canguesa, adornado con flores de temporada con rosa blanca y en que destacaba una monxina de pan, típica y tradicional del "ramu" que cada 13 de junio se encargan de llevar a hombros, en modo ofrenda, esos vecinos cangueses a San Antoniu, para su posterior subasta en el Robledal. Sin olvidar el aportado por la Asociación "Emburria".

La iglesia de Cangas de Onís, abarrotada.

La iglesia de Cangas de Onís, abarrotada. / J. M. Carbajal

"Figura influyente de la sociedad canguesa y de gran carisma". Así glosó la figura de "Celso, el de La Sifonería", el párroco Diego Macías Alonso, quién concelebró el funeral junto a otros sacerdotes, entre los que estaban el también párroco de Cangas, Pablo Luis Gato Geada; el anterior párroco y ahora de la Unidad Parroquial de Acción Pastoral (UPAP) La Marina (Villaviciosa), José Manuel Fueyo Méndez; el reverendo José Antonio González Montoto; y el vicario general de la diócesis de Oviedo, el cangués Jorge Juan Fernández Sangrador, hermano del fallecido.

Diego Macías destacó, ante todo, "la bondad, alegría, entrega y capacidad" de Celso Fernández Sangrador. Una atronadora ovación premió, al finalizar el funeral, la labor desarrollada por Celso y su compromiso, indiscutible, con la sociedad.

La comitiva fúnebre se trasladó, posteriormente, rumbo a Oviedo, al Tanatorio El Salvador, donde ha sido incinerado. Eso sí, a modo de homenaje, el cortejo enfocó la calle Mercado y siguió por la calle San Pelayo, en dirección a la calle Peñalver, paso antes de tomar la travesía de la N-625 en dirección a la capital del Principado.

Los sacerdotes que celebraron el funeral; a la derecha, el vicario general de la diócesis, Jorge Juan Fernández Sangrador, hermano del fallecido.

Los sacerdotes que celebraron el funeral; a la derecha, el vicario general de la diócesis, Jorge Juan Fernández Sangrador, hermano del fallecido. / J. M. Carbajal