Cosme MARINA

La soprano italiana Cinzia Forte se había tomado un mes de vacaciones tras su debut como Donna Anna en el «Don Giovanni» mozartiano en Toulon. Sin embargo, decidió interrumpir su descanso tras una llamada urgente de la Ópera de Oviedo. El motivo, protagonizar «La traviata» al caerse del cartel, por motivos de salud, Darina Takova. Forte, que hará el mismo rol el mes que viene en el Massimo de Palermo, no se lo pensó dos veces, «porque se trataba de un teatro español, país en el que siempre me he sentido muy bien tratada. Además, estoy encantada por mi trabajo en Oviedo». Su currículum es impresionante, Scala de Milán, San Carlo de Nápoles, Fenice de Venecia, Ópera de Roma, Covent Garden de Londres, Ópera de Berlín, Liceo de Barcelona o Teatro de los Campos Elíseos, con directores musicales como Claudio Abbado, Riccardo Chailly, Danielle Gatti o René Jacobs, entre un gran listado de nombres.

-¡Menudo papel para debutar en el Campoamor!

-Debuté en el rol de Violetta hace seis años y lo he vuelto a retomar. Es uno de los más difíciles para la voz de soprano, con un carácter vocal que cambia en cada acto. Exige mucho, pero también da al intérprete posibilidades. Creo que hay que llegar al mismo con madurez para hacerlo sin comprometer la salud vocal.

-¿Cómo se compensan aquí las exigencias vocales con las escénicas?

-Para lograr un equilibrio la sensibilidad interpretativa es básica desde el conocimiento de la propia técnica para saber dónde puede dar tu voz más y dónde la interpretación manda. Violetta es la representación de los afectos humanos, en ella están el amor, el sacrificio, la alegría, la muerte, por eso es tan fértil interpretativamente.

-No todo el mundo sabe incorporar este rol en el momento justo.

-Es un papel peligroso si quien lo hace no conoce sus medios y posibilidades vocales. A la vez es fascinante.

-¿Es adecuado, como es su caso, venir del belcanto?

-Verdi sigue la tradición, por eso en su música se convierte en esencial la precisión, de ahí la utilidad de haber cantado el repertorio belcantista. Y la disciplina que exigen autores como Mozart o Rossini es la adecuada. Yo estoy muy contenta con el trabajo que estoy realizando con Corrado Rovaris, centrada en el estudio de la partitura.

-¿Está contenta con la puesta en escena de Jonathan Miller?

-Sí. Miller es un director de escena de fama mundial y tiene su lectura de la obra y a la vez conoce los requerimientos y las necesidades de los cantantes.

-Esto último no suele ser muy frecuente en la actualidad.

-El problema está en que muchos directores de escena no aman la ópera y pierden la capacidad para equilibrar entre el ámbito musical y escénico, priorizando los aspectos visuales, y esto no puede ser.

-Limpiar los títulos más conocidos de las adherencias de la tradición no siempre es algo que agradezcan algunos aficionados.

-Es que muchas veces se cantan cosas que no están en la partitura. Hay que borrar lo negativo de la tradición y mantener lo que ha sido acertado, siempre con el máximo respeto al autor. Mire, lo más difícil es cantar lo que el autor escribió, porque lo que la tradición instauró, en su mayoría, fueron alternativas para facilitar el trabajo de los cantantes y obviar las dificultades.

-Está abriendo repertorio, ¿por dónde quiere seguir?

-Sigo, en esencia, trabajando el belcanto y también haciendo una búsqueda de repertorios cercanos. Por ejemplo, la Donna Anna que acabo de hacer. Creo que ha llegado el momento de abordar papeles que estén en el límite de una lírica de coloratura.

-Esa búsqueda de las posibilidades y fronteras de la voz ¿es fácil de efectuar de forma pausada en un mundo lleno presiones?

-Cuando debuté hace seis años en «La traviata» vi que estaba en aquel momento muy justa y que debía esperar para retomar el rol sin riesgo para mi voz. No es fácil saber esperar a que llegue el momento oportuno para desarrollar un papel, pero es esencial hacerlo. Perseverar en un repertorio que supere tus posibilidades, que vaya más allá de tus límites, es lo más perjudicial y puede acabar frenando en seco tu carrera.