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Del decorado de la fuente de la plaza de los Ferroviarios se ha encargado la Asociación Festivo Cultural San Antonio de Fitoria, que han utilizado en ella aves de corral, cabras, ovejas y corderos y cacharros -lecheras, cubos de hierro, jarras, etcétera-. La misma asociación ha montado un pequeño hórreo en mitad de la Losa y un poco más allá un gigantón escanciando sidra.

Uno de los clásicos de la Ascensión es la exposición de los quesos, en la que este año participan 36 productores. En cuanto la carpa se abrió al público, se llenó de curiosos y comenzó el circuito de «catadores», que avanzaban de mesa en mesa aprovechando las invitaciones de los vendedores. Tartas de queso, empanadas y bocadillos de tamaños al gusto de todos los apetitos redondean la oferta. Sin salir de esa carpa se entra en la exposición de artesanía, con Tino el Ferreiro manejando la fragua; Arturo Iglesias, en el torno; una encajera de Gozón, una ceramista del Rayo, un fabricante de gaitas y, por supuesto, un madreñero. Todos muestran en directo su dominio del oficio, posan para las fotos y responden a los curiosos.

Para los fartones son recomendables otras dos exposiciones: la de apicultura, con multitud de variedades de miel, cosméticos elaborados con ella, velas de pura cera y una pequeña muestra de los útiles que se usan en la recolección de ese producto. La otra es la de «auténticos productos asturianos», donde encontrarán productos ecológicos, empanadas y bollos preñaos, embutidos, conservas de pescado, vino de Cangas y licores. Para completar la excursión gastronómica no está de más asomarse a la carpa de la Cofradía de los Quesos, con una interesante colección de cacharros utilizados para la elaboración del queso y la mantequilla, incluso una mesa de rabilar, y una maqueta del futuro Museo del Queso de Morcín.

«Los pastores de Picos, en la Ascensión. La majada de Belbín» es otra de las novedades de esta edición de la feria, organizada por la asociación cultural Onís, que recrea los hábitos y escenarios en los que discurre la vida de los pastores en el puerto, incluida una recreación de una cabaña.

Tanta celebración ha animado a Vicente Díaz a dedicar una canción a la Ascensión, cuya letra se reproduce más abajo.

Durante la tarde, el interés estuvo repartido entre la Losa y las plazas de la Catedral y de Porlier. En ellas se inauguró a las cinco el tradicional Mercaú astur, con un pasacalles encabezado por un abanderado a caballo y un pregonero, Milio'l del Nido, con malabaristas, gigantes y cabezudos y personajes similares.

En su recreación de una Asturias bucólica y con un toque medieval, con bufones sorprendiendo a los visitantes, los miembros de la Asociación Mercaú Astur ofrecen hierbas curativas, remedios de belleza caseros, muebles y enseres del hogar hechos a mano y una amplia gama de dulces y especialidades de la cocina de aldea, desde frisuelos a casadielles. Los niños pueden acercarse a acariciar los ponis y montar en ellos y contemplar las lentas evoluciones de una yunta de bueyes. Para redondear la tarde hubo juegos malabares, entretenimientos de bufones y, a las nueve y media, hora de cierre, un espectáculo con agua, fuego y pirotecnia.

Letra:

En la fiesta l'Ascensión / en Uviéu yá hai cereces / y los rosales florecen / que paecen un primor. / Ye la entrega de los premios / al paisanu y la paisana / y a la gran vaca asturiana / y una muestra de los quesos. //

La gaita con requintar / da-y pasu a la gran verbena / xustu detrás de la cena / cuando'l día va finar. //

Ye la feria l'Ascensión / d'Asturies la meyor feria / ¡a escaecer la llaceria, / que reine la diversión! //

La cocinera d'entrá / de primeru pon menestra / y como a todos-yos presta / buena carne goberná. / De postre tarta de quesu / con cereces per sabrosas / llueu conciertu na Llosa / donde surte d'algún besu. //

La gaita con requintar / da-y pasu a la gran verbena / xustu detrás de la cena / cuando'l día va a finar. //

Ye la feria l'Ascensión / d'Asturies la meyor feria / ¡a escaecer la llaceria, / que reine la diversión!