Autora de «Las mujeres de Felipe II»

Carolina G. MENÉNDEZ

El rey que hizo de España una potencia mundial con posesiones en todos los continentes, el monarca durante cuyo reinado se construyó San Lorenzo del Escorial, el soberano con una imagen de seriedad, frialdad, austeridad e insensibilidad fue en realidad una persona «sensible, amorosa, divertida y que vivió rodeado de un universo femenino en el que su madre fue la mujer de su vida», señala María del Pilar Queralt del Hierro, autora de «Las mujeres de Felipe II. Deber y pasión en la casa del rey». La escritora, especialista en historia moderna y contemporánea, estudiosa de la figura femenina por considerar que la mujer es la gran olvidada de la historia, llegó ayer a Oviedo para presentar su último libro. La publicación, ganadora del IX Premio «Algaba», desvela la parte desconocida de Felipe II, su vida personal, que dista mucho de la hasta ahora difundida.

-De Felipe II se conoce al monarca, pero no a la persona. ¿Qué destaca de él?

-Ante todo, el universo femenino que le rodeó. Cuando comencé a investigar sobre su vida, me encontré que siempre estuvo rodeado de mujeres. De niño vivió junto a su madre, una aya y dos hermanas y de adulto tuvo cuatro esposas, dos hijas, varias amantes y amigas.

-¿Y le marcaron en su vida?

-Claro que sí. Las mujeres supusieron una parte decisiva de su vida. Fue un monarca que confió en ellas. Un ejemplo está en la confianza que tenía en sus hermanas ya que cuando se ausentaba de España las nombraba regentes. Fue un hombre muy sensible, un monarca renacentista por herencia materna. Estaba muy unido a su madre, que fue la mujer de su vida a pesar de que murió cuando sólo contaba 12 años.

-Se casó cuatro veces. ¿Lo hizo por amor o por conveniencia?

-Se casó por cuestiones de Estado. De hecho sus esposas procedían de Portugal, Inglaterra, Francia y Checoslovaquia.

-Háblenos de las cuatro.

-La primera esposa fue María Manuela de Portugal, una mujer de 16 años, poco agraciada y con la que tuvo un hijo, Carlos, un enfermo mental que conspiró contra su padre. El matrimonio sólo duró dos años; ella murió en el parto.

-La segunda fue María Tudor, conocida como María la Sanguinaria.

-Una mujer amargada, mayor que Felipe y con la que se casó aunque él estaba entonces enamorado de Isabel de Osorio. No tuvieron hijos.

-Con Isabel de Valois, su tercera mujer, sí los tuvo.

-Dos hijas: Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela. Y a pesar de esa imagen austera, fue para ellas un padre amoroso, un padrazo. Hay una anécdota que da cuenta de su ternura. Cuando gobernaba Portugal, su secretario le enviaba unas cintas que señalaban la estatura de las pequeñas, así sabía cuánto crecían. Y cuando Isabel de Valois falleció, ellas fueron su consuelo. Su relación fue muy próxima. A Isabel incluso la empleó como secretaria, era su mano derecha.

-¿Cómo fue su relación con Isabel de Valois?

-Fue la mujer a la que más amó. Ella tenía 12 años cuando se casaron y no consumaron el matrimonio hasta pasado un tiempo. Juntos disfrutaron de unos años alegres; ella le devolvió la juventud y la energía perdida. Pero esta felicidad no se prolongó mucho tiempo, ella murió a los 23 años, en 1568, quizás el peor año de la vida de Felipe II ya que también falleció su único hijo varón, Carlos, al que tuvo con su primera esposa.

-Todavía tuvo una cuarta esposa, Ana de Austria.

-La mujer que le dio paz, sosiego y serenidad. Tuvieron cinco hijos y sólo uno sobrevivió, Felipe.

-¿Qué supuso para usted escribir este libro?

-Fue un proceso gratificante ya que sentía cierta antipatía hacia la figura de Felipe II, pero investigando descubrí a un hombre galante, en su juventud amante de las diversiones y alejado de la imagen de hombre regio en el peor sentido.

-¿Es un libro de divulgación?

-Es un libro para dar a conocer la historia de forma divertida, ya que creo que la historia no debe quedarse encerrada en un cenáculo.