El pasado 24 de marzo, en la tarde del Domingo de Ramos, hacia las 7 de la tarde, los jóvenes costaleros de Oviedo (Hermandad de los Estudiantes) tenían que llegar en procesión hasta la capilla de las Esclavas, en la calle Toreno de Oviedo. Lo impidió la lluvia.

En esta capilla abierta ininterrumpidamente a la adoración eucarística perpetua se eleva una oración incesante a Dios en el silencio durante las 24 horas del día, que se une a la adoración incesante que se produce en el cielo, reconociendo el primado de Dios. Se trata, con este acto, de ofrecer un homenaje al Santísimo adorándolo todos en unión. No debe confundirse con la solemnidad del Corpus Christi -fiesta especial en honor del Cuerpo y la Sangre de Cristo-, en la que el Santísimo Sacramento es llevado venerable y honoríficamente por las calles y lugares públicos en procesión.

Estos cuarenta jóvenes costaleros cargan sobre sus séptimas vértebras cervicales el peso de más de novecientos cincuenta kilos del paso del Santo Cristo de la Misericordia, con inmenso esfuerzo físico y agotamiento, pero también con ilusión, para visitar al Santísimo Sacramento en esta capilla específicamente dedicada a su culto en adoración ininterrumpida. Y llegarán, si a lo largo de la Semana Santa lo permite la lluvia, acompañados de otros jóvenes y de su hermandad, así como de muchos fieles que en unión a los miembros de la adoración eucarística perpetua se postrarán ante Dios, real y verdaderamente presente.

Conviene especificar que la adoración eucarística perpetua no viene a suplantar otras formas de adoración ni a quitar de otros lugares o parroquias la adoración. Al contrario, donde hay adoración perpetua se potencia la adoración al Santísimo en otros lugares de culto.

La ilusión, la preparación, el vivo y reverente sentimiento de honrar a Dios adorándolo es la realidad que tenía que haberse llevado a efecto en esta capilla el 24 de marzo. Ilusión que no debe confundirse con folclore, aunque la alegría sea perceptible en todos y el acto sea emotivo.

El Santísimo recibirá en la capilla a todos los asistentes que se acerquen a Él multiplicando sus bendiciones, como así vienen comprobándolo los adoradores de la adoración perpetua, que ven convertida su hora semanal en día fijo y a hora fija de adoración en bendiciones de paz, fe, protección, gracias para sí mismos y para los demás por su intercesión, y bendiciones también porque gracias a ellos la capilla está abierta a todas horas para todo el que quiera o necesite encontrarse con el Señor.

Recalcamos que no habrá procesión con el Santísimo ni se hará altar para su exposición. El Señor está en la capilla y son los jóvenes los que vienen a visitarlo para acrecentar el amor a la eucaristía y adorar su presencia real en este Sacramento.

Dios se encuentra a gusto entre los hombres. Ante esta certeza, nos acercaremos a Él convencidos de complacerle. Ojalá todos los días nos acercáramos a visitarle y fuéramos muchos los que quisiéramos acompañarle al menos una hora a la semana.