Una espesa cortina de humo negro sorprendió ayer a los vecinos de La Carisa echando la siesta. Minutos antes de las cuatro de la tarde empezaron a notarse las consecuencias del incendio desatado en el garaje del número 10 de la calle Doña Inmaculada tras arder un coche estacionado en el interior. Como consecuencia del fuego, 31 personas resultaron heridas con pronóstico leve por intoxicación de humo. Veintiocho de ellos son vecinos del edificio y otros tres son bomberos (uno de ellos Mauricio Bogomak, concejal en funciones en Siero) que trabajaron contrarreloj en la extinción. "Si llega a pasar de noche quedan todos ahí como pitinos", explicó el hijo de un matrimonio vecino del inmueble. El gran número de personas que precisaban asistencia obligó a desplegar un hospital de campaña y a evacuar a los afectados a diferentes centros sanitarios de la región: 17 al nuevo HUCA y el resto a Mieres, Sama y Gijón.

La mayoría de los hospitalizados son personas mayores y con movilidad reducida que no pudieron utilizar las escaleras. Por ejemplo, a Jesús Crespo, que vive en el tercero, tuvieron que sacarlo los bomberos por una ventana; y Tere Iglesias recién operada del corazón, abandonó el edificio con la mascarilla de oxígeno puesta. También había niños, seis en total, uno de ellos un bebé de año y medio. Todo fue muy rápido y cuando los familiares llegaron a La Carisa para interesarse por sus seres queridos, la mayoría ya iban camino del hospital. Celia Rodríguez, que se crió en el mismo piso que ayer tiñó las paredes de negro, llegó por los pelos. "Mis padres están bien, muy asustados, pero bien. Pude hablar con ellos un momento antes de que se los llevaran al Álvarez Buylla para hacerles pruebas, aún no sabemos qué hacer... Yo, por ellos, como si tengo que ir a Marte, pero las familias estamos un poco sorprendidas de que se los lleven tan lejos teniendo un hospital nuevo a la puerta de casa", explicó.

Ante el elevado número de personas que precisaban asistencia -los sanitarios atendieron a 35 en total- se tomó la decisión de instalar un hospital de campaña junto al inmueble incendiado y desplegar 14 ambulancias para trasladarlos a los hospitales. "Empezaba a llegar gente sin parar y nos vimos desbordados. La médica que estaba al mando decidió pedir el hospital de campaña y fue un acierto", explicó un agente de la Policía Local sobre el operativo. "Fueron momentos de muchos nervios. Un hombre caminaba haciendo equilibrios y aún así, cuando intentaban ayudarle, decía que estaba bien; yo creo que estaba como adormilado", aseguró Paz Suárez, vecina del bloque de pisos contiguo, que ayer estaba dispuesta a acoger en su casa a los vecinos que no pudieran regresar a la suya.

Sobre las causas del incendio, ayer se barajaba una hipótesis principal que los agentes policiales desplazados estaban tratando de confirmar. "Un testigo asegura que a un vecino del inmueble no le arrancaba el coche y que estaba manipulándolo en el garaje", explicó el jefe de la Policía Local, José Manuel López. En cualquier caso, la brigada científica de la Policía Nacional se desplazará hoy al lugar del suceso para investigar las causas.

También se puso ayer en duda la legalidad del garaje. Según los vecinos, se trata de un bajo "que ni siquiera tiene vado" y que se utilizaba para aparcar los coches dentro. El jefe del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS), José Manuel Torres, explicó que la estructura ha quedado bastante tocada. "De la parte del forjado superior se desprendieron bobedillas y parte de las viguetas. También hay bastantes coches afectados por el desprendimiento de la carga de los forjados y por el humo", manifestó. "Ahora se va a proceder a asegurar el forjado encima del vehículo, apuntalando, para que la propiedad pueda ser utilizada", indicó. No obstante, al cierre de esta edición los bomberos ya habían determinado que doce viviendas no son, de momento, seguras. Los Servicios Sociales municipales realojarán a las familias en hoteles hasta que puedan volver.