La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

HUCA: el síndrome de la provisionalidad

Cinco meses después de la toma de posesión del consejero de Sanidad, el centro de referencia está sin director y a poco tiempo de la teórica jubilación del gerente

Villancicos reivindicativos. Un grupo de eventuales y la plataforma de trabajadores del Servicio de Salud (Sespa) se concentraron ayer ante el HUCA para denunciar la precariedad con cantos navideños adaptados para la ocasión.

Puede ser denominado de muchas maneras: incertidumbre, desconcierto, sensación de provisionalidad... El problema no es de una enorme gravedad en sí mismo, pero sus efectos reales se multiplican porque el afectado es el principal centro sanitario de la región, el que da empleo a más de 5.000 trabajadores y consume la tercera parte del presupuesto sanitario del Principado. Varios son los factores que generan una cierta zozobra interna en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA): está sin director (la figura que antaño se denominaba director médico) desde que hace más de un mes se marchó Miguel Rodríguez; no acaba de convocarse la plaza para sustituirle; el gerente del Hospital y del conjunto del área se jubila -al menos sobre el papel- el próximo mes de mayo; si a mediados de 2016 llega otro gerente es posible que quiera un equipo de colaboradores distinto del que se encuentre...

"El HUCA necesita equipos directivos sólidos y un proyecto a medio y largo plazo", subraya un buen conocedor de todos los rincones físicos y organizativos del complejo sanitario de La Cadellada. El actual consejero de Sanidad tomó posesión el pasado 29 de julio, y casi cinco meses después los cuadros dirigentes de algunas áreas sanitarias están incompletos. Hay quienes hablan de escasa diligencia por parte de los servicios centrales de la Consejería y del Servicio de Salud del Principado (Sespa). Por otra parte, la decisión -encaminada a seguir rigurosamente las pautas de legalidad marcadas por los jueces- de sacar a concurso público incluso las gerencias de área ha retrasado de forma notable la composición de los equipos. En este caso, los recursos interpuestos por tres sindicatos han contribuido a alargar los plazos aún más.

Esta ralentización en los nombramientos tiende a ser negativa para cualquier organización sanitaria, pero en el caso del HUCA -particularmente necesitado de líneas de trabajo sólidas y asumidas por el conjunto de la institución- la repercusión negativa es más acentuada. El HUCA se quedó sin director hace un mes y pico, cuando Miguel Rodríguez fue nombrado gerente del área sanitaria de Gijón. En el modelo organizativo actual, el director de un hospital es la tercera autoridad del centro sanitario, pero es quien está en la letra pequeña de lo que allí sucede, quien tiene una relación más fluida con los mandos intermedios.

Hay quien sostiene que la decisión de mover al doctor Rodríguez equivalió a "desvestir un santo para vestir otro". Son los mismos que consideran que Miguel Rodríguez -inspector médico de origen cántabro- habría sido el relevo ideal de Manuel Matallanas cuando este cumpliera los 65 años y dejara la gerencia del área de Oviedo.

Sea como fuere, ahora el Hospital Central necesita un director y, por milagroso que parezca en un hervidero de rumores como siempre es el HUCA, en este caso no hay rumores. Nadie dice nada. No suenan nombres. Pero es que la plaza aún no está ni convocada, lo que implica que debe ser publicada en el Boletín Oficial del Principado (BOPA), hay que dar un plazo para que se presenten candidatos y luego elegir a quien desempeñará el puesto. La suma de tiempos es notable. Observadores atentos de este tipo de procesos sostienen que la convocatoria no será publicada hasta que se disponga al menos de un precandidato de una mínima solidez. "Hacer lo contrario sería poco prudente", apostillan.

Esta problemática derivada de los retrasos no es exclusiva del HUCA, pero se agudiza porque, al menos sobre el papel, al gerente, Manuel Matallanas, le quedan poco más de cinco meses en el cargo. "En el entorno de Matallanas hay gente que está animándole a seguir, y es muy probable que en su fuero interno él también desee continuar", indicó a LA NUEVA ESPAÑA un médico de larga trayectoria en el Central.

No consta cuál es la opinión a este respecto del consejero de Sanidad y del gerente del Sespa, José Ramón Riera. Lo que sí parece claro es que si les está costando encontrar un director, más debería costarles hallar un director y un gerente. Y, para rizar el rizo, complejo sería nombrar ahora un director y que, al cabo de pocos meses, llegara un gerente nuevo que, con toda la lógica del mundo, decidiera que la configuración de su equipo es asunto suyo y que, en consecuencia, optara por prescindir de ese colaborador.

Compartir el artículo

stats