Violines, trompetas, flautas, acordeones... La música no cesaba de sonar en el hall del Conservatorio Superior de Música "Eduardo Martínez Torner". Para celebrar la festividad de Santa Cecilia, patrona de los músicos, decenas de jóvenes estudiantes desplegaron todo su virtuosismo con sus respectivos instrumentos -y voces-, demostrando que la música clásica asturiana tiene un gran futuro.

Con un programa cargado de actuaciones, desde las once de la mañana, y hasta pasadas las seis de la tarde, los músicos iban interpretando diferentes piezas casi ininterrumpidamente. Unos eran de los primeros cursos y otros de los últimos; algunos tocaban solos y otros en dúos o cuartetos, quintetos... Pero todos aprovecharon la ocasión para dar lo mejor de sí.

La mañana también tuvo espacio para el humor. El "happening" "Estado de Sitio", que la profesora Arantxa Atutxa preparó con sus alumnos, instaló la "Orden del Silencio Supremo" por unos minutos. La infracción de sus estatutos, como el de "amarás el silencio sobre todas las cosas", castigó a algunos asistentes, que tuvieron que repetir varias veces "una blanca equivale a dos negras". Hasta que al fin, una intérprete, se rebeló. Es una crítica a los estados totalitarios que están tan de moda ahora"explicó la profesora.

En paralelo al festival -a partir de las 15.30 horas-, se estaba celebrando la fase autonómica del concurso "Intercentros-Melómano", organizada por la Fundación Orfeo y el Consmupa, en la que Jesús Méndez Camacho se proclamó ganador con su violín. Este premio le permitirá representar a Asturias en el Concurso Nacional, que tendrá lugar en Madrid el próximo mes de noviembre. Martín Pérez, con la flauta travesera, fue segundo y Antón Diego, con el piano, fue tercero. Serán reservas.