El trastorno de la personalidad que padece David Fuentes, el padrastro del pequeño Imran, le hace capaz de descargar su ira sobre personas que no pueden defenderse. Así lo aseguró ayer la psicóloga que lo evaluó en la cárcel de Mansilla de las Mulas (León) cinco meses después de que le detuviesen junto a Fadila Chardoud como presuntos autores del asesinato del niño, que fue encontrado dentro de una maleta tirada en los matorrales cercanos a las vías de tren del apeadero de La Argañosa. Su testimonio fue uno de los siete que oyó el jurado popular durante la sexta sesión del juicio del "crimen de la maleta" en la Audiencia Provincial.

El perfil psicológico del acusado incluye impulsividad, impulsos suicidas, depresión, falta de asertividad e incluso le retrata como alguien que se deja llevar por los demás, "realiza verdaderos esfuerzos para evitar que lo abandonen", declaró la psicóloga antes de relatar que elpropio David le contó que en la cárcel que había intentando quitarse la vida.

También prestaron declaración los radiólogos que le realizaron un TAC (escáner) al cuerpo de Imran en el Hospital Central Universitario de Asturias (HUCA) el 3 de noviembre de 2014, justo después de que unos operarios que segaban la maleza lo hallaran en el apeadero. Los médicos han asegurado que la fractura del fémur derecho que presentaba el cadáver era, como mínimo, de tres o cuatro semanas de antigüedad, por lo que le rompieron la pierna la primera quincena de octubre. "El niño tuvo que padecer un dolor intenso desde entonces porque con total seguridad no le inmovilizaron la pierna para reparar la fractura", explicaron en la sala los radiólogos.

El fiscal solicita una pena de 33 años y 5 meses para cada uno de los dos acusados, Fadila y David, como supuestos autores de los delitos de asesinato, maltrato habitual, lesiones y profanación de cadáver. El juicio comenzó el lunes pasado y finalizará el jueves tras nueve días de vistas y sesiones maratonianas. Mañana será el turno de la presentación de conclusiones e informes.

Las versiones de los dos acusados son opuestas. David adujo que estaba "locamente enamorado" de Fadila y por eso en un primer momento declaró haber matado al hijo de la marroquí de una brutal paliza cuando los tres compartían un piso alquilado en la calle Vázquez de Mella. Sólo pretendía "encubrir" a una mujer por la que en ese momento "habría hecho cualquier cosa", ya que en realidad ella le había confesado previamente "que se le había ido la mano con el niño" y también que alguien más la había ayudado a deshacerse del cadáver. Fadila aseguró que el gallego es "un asesino" y que la sometía a ella y a su hijo a un "maltrato constante", aunque nunca lo denunció porque le tenía "mucho miedo" y la había amenazado en repetidas ocasiones con matarla a ella y "reventarle la cabeza" a su hijo.

Los forenses y psicólogos del Servicio Interdisciplinar de Atención a las Drogodependencias y del Instituto de Medicina Legal que examinaron a Fadila y a David tras su detención coinciden en afirmar que la joven "finge" y "tiene escasísimos sentimientos hacia la prole (su hijo)", mientras que el hombre padece un trastorno de la personalidad, además de "ser politoxicómano desde muy temprana edad con adicción a la cocaína y al alcohol. Los análisis del cabello de David, hechos un mes después de la detención, revelaron un consumo de cocaína de tres o cuatro meses.