Los cacos vuelven a San Claudio después de la Navidad. El bar Xatu Culón fue en la madrugada de ayer objeto de su tercer asalto en dos años. En esta ocasión, los ladrones se tuvieron que marchar de vacío, no sin antes calmar su enfado provocando destrozos innecesarios. Los delincuentes no encontraron ni un euro en la caja de la máquina tragaperras, pues el bar lleva más de un mes cerrado, y no les quedó más que sacudir su rabia y marcharse por donde habían llegado. El suceso pone de nuevo en jaque a los vecinos de la localidad en la que todavía el pasado 19 de diciembre tuvo lugar un atraco frustrado a una sucursal del Banco Sabadell.

Un vecino fue el encargado de dar la voz de alarma. El hombre vio cómo el cristal de la puerta del local estaba reventado y al percartarse de la posibilidad de un nuevo robo llamó a la Guardia Civil a las 7.05 horas. La Policía Judicial de la Benemérita se encargó de corroborar lo apreciable a simple vista. El balance fue una puerta reventada, una tragaperras desvalijada y ni una sustracción a pesar de que el bar sigue montado a la espera de una próxima reapertura.

Se trata de la tercera ocasión en dos años en la que los cacos se cuelan en el Xatu Culón. En las dos anteriores, con el bar abierto, se llevaron botín. En la primera ocasión consiguieron hacerse con la caja de la tragaperras y en la segunda añadieron el dinero de la caja, licores y productos de valor como jamones. "Lamentablemente los robos están a la orden del día en San Claudio", se lamenta el titular del bar, Jesús Álvarez. De todos modos, el afectado reconoce que el suyo no es el peor de los casos. "Entraron hasta más de diez veces en algunos negocios", sostiene.

El dueño del local no atribuye lo sucedido a una deficiencia de seguridad. "El trabajo de la Guardia Civil es exquisito, pero no pueden estar a todas horas en la puerta de todas las casas", indica, consciente de que los agentes "hacen lo que pueden" para evitar sucesos desagradables para vecinos y empresarios de la zona.

Los agentes se pasaron por la mañana por las instalaciones para evaluar los daños y comprobar que no hubo ningún tipo de robo. La presencia policial generó cierto revuelo entre los vecinos, cansados de sucesos como el atraco fallido de un hombre de 30 años antes de las Navidades, que abordó a los empleados desarmado y huyó tras comprobar que las cajas fuertes tardaban demasiado en abrirse.