Visiones enfrentadas en torno a una estatua que ya se ha convertido en un icono de las calles de Oviedo y que rivaliza con la de Mafalda, en número de "selfies" de turistas y visitantes. La polémica a raíz de las acusaciones de abusos por parte de Dylan Farrow, hija adoptiva del cineasta, ahora nuevamente devueltas a la actualidad al calor del movimiento #Metoo en Estados Unidos, ha llevado que la plataforma feminista solicitara la retirada del monumento que la ciudad dedicó al cineasta por sus elogios a la ciudad, cuando se le concedió el premio Príncipe de Asturias. No hay veredicto pero sí muchas sospechas. La mayoría concluye que si el director fuera condenado, cosa que nunca ha sucedido, la estatua tendría que retirarse. Pocos son los que piensan que, por una parte, nada de eso tiene que ver con su arte y la estatua tiene que permanecer ajena a esa polémica y, de otra, que haya o no condena las acusaciones son suficientes para retirarla.

El abogado José Antonio Gutiérrez Hevia lo tiene muy claro. "Desde la más profunda condena a la pederastia y mientras no exista una condena a Woody Allen por tal motivo, nadie puede arrogarse conocimiento de la verdad y por lo tanto la estatua debe permanecer en su sitio".

Por el contrario, para la argentina Diana González la figura del cineasta "como persona" le resulta detestable, "igual que me pasa con Maradona", ejemplifica, aunque como artista y futbolista, respectivamente, los admira. Antes de marcharse puntualiza que es de la ciudad de Rosario, "la cuna de Messi".

En términos similares se pronunció la ovetense Lidia Fernández. "Soy partidaria de que quiten la estatua si se demuestren que es pederasta, y si ocurre lo contrario que continúe".

Asier Colado estudió Arte Dramático y por lo tanto la figura de Woody Allen le causa inicialmente respeto y admiración. "Esta estatua es un icono de Oviedo y yo la dejaría, porque aún no se sabe que hay de cierto en las acusaciones que se hicieron sobre el director y actor".

Más radical se definió Alfredo Mella, un periodista radiofónico de la República Dominicana que se encuentra de visita en Oviedo, y que se muestra admirador incondicional de Allen. "De esta polémica se están aprovechando muchas personas que buscan salir en los medios de comunicación. Para mí Woody Allen está muy bien aquí".

A la ovetense Begoña Cueto el asunto no le quita el sueño y destaca que en la ciudad hubo que tolerar otras cosas sobre las que no hubo ningún debate. "Los bancos del orgullo gay nos los tuvimos que comer con patatas, a mí me da igual mientras no le pongan una estatua a Manolo el gitano", en alusión al mendigo fallecido a finales del año pasado, puntualiza.

A las turistas extremeñas María Hernández y Andrea López les pilló por sorpresa la estatua del cineasta. "No sabíamos que hubiera figura dedicada a Woody Allen. Si las acusaciones son verdad deberían retirarla". La misma opinión manifiesta el langreano José Manuel Domínguez. "La cuestión ha generado una gran alarma social y no da una buena imagen a la ciudad".

En el lado opuesto se posiciona la ovetense Pilar Oro. "A mí me gusta verla, creo que deberían dejarla. Es como la memoria histórica ¿por qué no?, es lo que ocurrió y hay que mantenerlo ahí", concluye.