Hace ahora 16 años, cuando el Real Oviedo ya estaba inmerso en la brutal crisis que le dejaría en Tercera y a un paso de la desaparición, los trofeos del club, perdidos durante el traslado del estadio de Buenavista al de La Ería, estaban a la venta como chatarra. Javier Serantes, un mierense residente en Riosa ya fallecido, adquirió más de 200 piezas por 80.000 pesetas (480 euros). Su intención inicial era revender las copas, una vez restauradas, y obtener unos dos millones de pesetas (12.000 euros) por ellas.

Sin embargo, el asunto llego a oídos de los rectores del Oviedo, que se pusieron rápidamente en contacto con Javier Serantes, logrando que cediera al club los históricos trofeos. A cambio, según explica hoy el abogado de la familia, Juan Rivera (Egolegal), la entidad hizo socios vitalicios al mierense, a su mujer y a sus tres hijos.

Según el letrado de los Serantes, el Real Oviedo fue cumpliendo su parte del acuerdo sin poner pegas de 2002 a 2017. Sin embargo, para la presente temporada el club se ha negado a facilitar los carnets a la viuda y a los hijos del que fuera su benefactor "sin darles siquiera una explicación", por lo que éstos han decidido plantear una demanda en el juzgado número 3 de la ciudad para reclamar al Oviedo que siga fiel al pacto. El acto de conciliación ya está fijado para el próximo día 18.

Los portavoces del club declinaron ayer entrar a comentar este asunto.