Un incendio desatado en parte de una de las plantas subterráneas del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) generó ayer la alarma a primera hora de la mañana, cuando el sistema de detección de humos se activó en uno de los laboratorios del servicio de Anatomía Patológica, en el nivel -1 y cerrado los fines de semana. Un fallo eléctrico en el sistema que conecta un ordenador con un "teñidor" de muestras (una máquina que tinta biopsias de todo tipo para luego observarlas adecuadamente bajo el microscopio) fue el origen del fuego, que únicamente afectó a ese aparato y a otro similar sin estropear muestras o más material ni tampoco provocar daños personales.

El control de detección de incendios saltó a las 9 de la mañana a la vez que trabajadores del servicio de limpieza y un vigilante notaban un fuerte olor a humo. Una dotación de ocho Bomberos de Oviedo procedentes del cercano cuartel de Rubín llegó a los pocos minutos al centro sanitario provistos de una autoescalera, un vehículo de mando y un vehículo "de primera salida". Sofocaron las llamas en menos de una hora y hacia las 10.00 horas terminaron su labor tras ventilar a fondo el laboratorio. Paralelamente, y como medida preventiva, evacuaron los servicios cercanos de Microbiología, Farmacia y Esterilización, que recuperaron su ritmo normal hacia las 11.30 horas sin que en ningún momento se suspendiesen las consultas o los servicios asistenciales.

"Lo que hubo fue sobre todo humo, pero afortunadamente sólo se echaron a perder dos aparatos. Ese laboratorio no es de muestras tumorales, por lo que el tratamiento de los pacientes con este tipo de patologías no se ha visto afectado", explicó ayer a LA NUEVA ESPAÑA el gerente del área sanitaria IV, Luis Hevia.

Uno de los incendios en el interior del HUCA que generó más alarma en los últimos años ocurrió hace cinco años. El fuego en una de las habitaciones de la segunda planta del edificio de hospitalización atemorizó a los enfermos y sus familias, y al personal de enfermería que trabajaba en el turno de noche, aunque entre todos ellos lograron sofocar las llamas, que se declararon hacia las cuatro y media de la mañana.

Un paciente de Cirugía Vascular ingresado en esa planta prendió fuego a algunas prendas en el interior de su habitación, según la dirección del centro hospitalario, y el propio personal apagó el fuego, que generó una humareda. La dirección del Hospital calificó el incendio como "leve". No hubo intoxicados por inhalación de humo y el paciente que originó el incendio fue trasladado con su compañero a otra habitación sin sufrir ningún daño.

Según testigos presenciales de aquel incidente, el fuego comenzó en una de las habitaciones de la planta y el humo se extendió rápidamente por el pasillo y las habitaciones. Los enfermeros y los acompañantes de los pacientes ingresados sofocaron las llamas llenando papeleras y palanganas de agua lo más rápido posible. Los enfermos se resguardaron en sus habitaciones y evitaron la entrada del humo colocando mantas mojadas en los resquicios de las puertas. Fue imposible abrir ninguna ventana para respirar y no saltaron las alarmas de incendios, según relataron. Sin embargo, desde la junta de personal del HUCA aseguraron que las alarmas habían funcionado correctamente y el personal de seguridad y mantenimiento acudió a la planta.