Después de más de un año sin actividad, las bibliotecas públicas de Ciudad Naranco y Vallobín comenzarán a funcionar, “como muy tarde”, el próximo día 21 de abril. Al menos esos son los cálculos de la coordinadora de la red de estos centros en Oviedo, Chelo Veiga, quien también adelantó que el Ayuntamiento está estudiando la posibilidad de abrir la biblioteca de Pumarín en las mismas fechas. “Ciudad Naranco y Vallobín ya deberían llevar meses abiertas porque están ubicadas en espacios grandes y cuentan con buena ventilación natural. Yo en Pumarín esperaría un poco a ver cómo evoluciona la cuarta ola porque es un espacio más cerrado”, explica Veiga. “A partir del próximo lunes ya empezaremos a trabajar, pero hay que ponerse al día y para atender al público habrá que esperar un poco”, añade.

La coordinadora de la red de bibliotecas señala que los centros abrirán, en un principio, solo para el servicio de préstamo y devolución, aunque no se descarta que los usuarios puedan entrar de forma controlada para elegir los libros en las estanterías o para otros trámites rápidos si el coronavirus lo permite y no se elevan las restricciones. “Sería con todas las medidas de seguridad, por supuesto. Como mucho podrían entrar tres o cuatro personas a la vez, en función de la amplitud de cada biblioteca, y siempre con mascarillas, geles y demás sistemas de protección”, recalca. Lo que no se podrá, al menos de momento, será utilizar las bibliotecas públicas para estudiar o para otro tipo de actividades que requieran permanecer en su interior más tiempo. Con la apertura de las bibliotecas de Ciudad Naranco y Vallobín –y con la opción de la de Pumarín aún en el aire– solo permanecerían cerrados tres de los centros de la red municipal: Trubia, San Claudio y Tudela Veguín.

Los usuarios

Los usuarios de las bibliotecas que permanecen cerradas no ven la hora de poder hacer uso de ellas. “No es normal que haya estado tanto tiempo cerrado. Se podrían haber abierto las bibliotecas con medidas de seguridad como se ha hecho con la hostelería o con los comercios. La cultura es muy importante y pensamos que durante la pandemia se está dejando un poco de lado”, asegura Begoña Díez, una de las integrantes del club de lectura de la biblioteca de Vallobín. “Yo he tenido que ir a buscar libros a Noreña porque en Oviedo no se pudo durante mucho tiempo”, añade la mujer.

Fini Carbajal, compañera de Begoña Díez en el club de lectura, también piensa que las bibliotecas deberían de haber abierto hace tiempo. “Echamos mucho de menos el juntarnos y hablar sobre libros. Para nosotras es vida y tenemos muchas ganas de poder volver a hacerlo”, dice Carbajal, que también es usuaria de otras actividades que se desarrollan en el centro social de Vallobín, donde se encuentra la biblioteca del barrio. “Hay cosas que no son normales. Nos quitaron hasta la gimnasia al aire libre”, afirma. Teresa Pastor, María José Fernández y Belén Maroto, aseguran que si no llega a ser por la coordinadora del club de lectura de Vallobín, Margarita Lobón, no hubiesen podido resistir todo este tiempo. “Ella se encargó de motivarnos y de seguir con la actividad a través del chat y de las redes sociales”, dicen agradecidas.