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Así se hace el Martes de Campo, 14.000 bollos a doble turno

La tradición que une a vecinos y trabajadores en un céntrico obrador ovetense

Martes de Campo: La tradición que une a vecinos y trabajadores de un céntrico obrador ovetense

Martes de Campo: La tradición que une a vecinos y trabajadores de un céntrico obrador ovetense Amor Domínguez/ Irma Collín

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Martes de Campo: La tradición que une a vecinos y trabajadores de un céntrico obrador ovetense C. L.

El Martes de Campo empezó el lunes. Las vecinas del edificio de la plaza de la Constitución en la que se aloja la panadería empiezan a preguntar por la escalera si este año pueden bajar a echar un cable. Los trabajadores se empiezan a arremolinar en torno a la masa y los hornos. Llegan cajas y cajas de chorizos. Cajas y más cajas de envoltorios de papel con los logos de la Balesquida y de la Sociedad Protectora. Y todo el mundo trabaja a doble turno. Durante más de 24 horas siempre hay gente haciendo bollos preñaos y atendiendo los hornos. Todo está medido hasta la saciedad. Fidel Gómez lleva muchos años en esto, sabe lo que hay que hacer y cómo hay que hacerlo. Son las seis de la mañana y la Masera de Vetusta hierve en actividad. Tienen que sacar más de 13.500 bollos de chorizo y sin descuidar la producción de pan del día. Es trabajo, pero también una fiesta.

No solo trabajan los habituales, también amigos jubilados y familiares echan un cable en lo que pueden. Cargan cajas, envuelven bollos y ayudan con el reparto. Desde la panadería reparten distintos tipos de bollos. Los de las asociaciones de La Balesquida que son iguales y de tamaño grande, de los que sacan unos 12.000 bollos. Van saliendo en carros cargados de bandejas de unos hornos que superan los 230 grados. Bollos medianos para “los clientes”, los restaurantes con los que la panadería trabaja habitualmente y unos 500 pequeños bollos de aperitivo. Los trabajadores parecen pasados a cámara rápida. El movimiento mecánico del amasado vuela. En cuestión de segundos son capaces de llenar una bandeja.

Cuando los bollos empiezan a salir del horno a las siete de la mañana, llegan las vecinas del edificio. Ana Álvarez y Margarita Coto, explica Fidel Gómez, preguntan durante meses “si este año va a haber bollo”, si van a poder bajar a “echar una mano”. Y lo hacen puntualmente. “Ya es tradición”, dice Ana Álvarez. Se encargan de envolver los bollos como si fuesen caramelos. Así, se llenarán las cajas, que se montarán en camiones para terminar en el Campo San Francisco y la capilla de la Balesquida para su posterior reparto con el vino.

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El Martes de Campo empieza en los obradores: 14.000 bollos para festejar

"El año pasado no hubo fiesta en la calle pero sí en casa y nosotros batimos records de venta", explica Fidel Antonio Gómez. Aquí están acostumbrados a optimizar al máximo sus instalaciones. "En Premios Princesa llegamos sacar de aquí casi 32.000 piezas de pan". Familiares y vecinos ayudan a sacar el trabajo adelante. "En fechas como ésta los vecinos suelen venir a echarnos una mano, es una tradición", explica Fidel. Ana Álvarez y Marga Coto llevan quince años envolviendo bollos preñaos. "Es imposible no bajar a ayudar con el olor a chorizo que sube por las escaleras", bromea Marga. El obrador ocupa los bajos de su portal en la plaza del Ayuntamiento. "Echamos una mano y desayunamos bollo calentín, luego yo ya ni lo pruebo", asegura Ana. "Yo empecé por ocupar el tiempo y el año pasado que no pude bajar lo eché mucho en falta", asevera Marga.

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