Era el primer concierto sin restricciones en el Auditorio Príncipe Felipe y el estreno de la temporada de la Banda “Ciudad de Oviedo”, que para la ocasión echó el resto con un programa que fue un auténtico “tour de force”: cuatro estrenos, dos de ellos absolutos, y el trompa Ignacio Sánchez Zanón de invitado.
La “Ciudad de Oviedo” probó que su plantilla, su director, David Colado, y su afán han logrado hacer de ella, como diría el compositor Guillermo Martínez al final del programa “una de las mejores de España”.
La banda sonó empastada, equilibrada, dinámica y ágil, desde el primer momento, para estrenar “Petra”, del valenciano Azael Tormo. El compositor presentó la obra como “un viaje musical a la ciudad sagrada” en el que el auditorio pudo recorrer los desfiladeros, el templo y las tumbas.
Otro compositor, David Rivas, presentó “De amore et mortis”. Era la séptima ocasión que colaboraba con la banda y esta vez presentó una invención renacentista en la que el solista, la trompa de Sánchez Zanón, es el trasunto de una dama tras la que se envuelven amores imposibles, luchas, traiciones… El público disfrutó de la interpretación del joven músico asturiano, que tuvo que superar un pequeño problema técnico al inicio con su trompa Alexander.
“Dunkirk”, de José Alberto Pina, estreno en Asturias, aportó ese tono de bandas sonoras de cine bélico antes del cierre a cargo de Guillermo Martínez y su “Urriellu”. En tres movimientos, la composición plantea la aproximación al Naranjo de Bulnes, en juegos armónicos y dinámicas propias del romanticismo y evoca la dificultad, el reto de coronar el pico.
La próxima cita con la “Ciudad de Oviedo” será el 24 de octubre, con un programa dedicado a las bandas sonoras.
