Florentino Bango Álvarez, de la Correduría de Seguros Bango, falleció ayer en Madrid el mismo día que cumplía 64 años de vida. "Era tan organizado que no podría ser de otra manera", explicaron sus familiares con inmenso cariño. Las complicaciones de una operación tras el padecimiento de una breve enfermedad se llevaron consigo a un hombre que ya nació con sentido de la responsabilidad incorporado, tal y como le describen sus seres queridos. Desde los tres años de edad, su padre José Manuel Bango Fuente, quien fue presidente del Real Oviedo entre 1984 y 1989, ya contaba con él para acompañarle en algunas gestiones. El "pequeño hombre" de su madre, Geli Álvarez, y el mayor de seis hermanos -Covadonga, José Manuel, Vicente, Carlos y Cristina- que han quedado huérfanos de sabiduría. "Ya no sé a quién llamar cuando me surjan dudas", decía Cristina, la menor de la saga.

Florentino destacó en el ámbito familiar y profesional, aunque en ambos de puntillas ya que sus allegados le definen como una persona humilde, siempre en segunda fila -por decisión propia- y sin cesar de arrimar el hombro. Llegó a ser presidente del Colegio de Mediadores de Seguros de Asturias y secretario del tribunal de exámenes de agentes y corredores a nivel nacional. "Si la empresa que fundaron nuestros progenitores salió adelante fue gracias a él", coincidieron los herederos. Fue en 1956 cuando se fundó la correduría que aún hoy se mantiene gracias al incansable trabajo de los Bango.

Como cabeza de familia era todo corazón. "Le gustaba reunir a todos alrededor de la mesa", afirmaron. "Era un excelente cocinero", añadieron. Padre de dos hijos, abuelo de tres nietos -el pequeño con tres semanas recién cumplidas- y fiel esposo de "su querida Carmina", a quien conoció en Llanes, su paraíso particular. "Tenían una casa en Celorio y adoraba pasar tiempo allí", comparten sus allegados.

Amante del Real Oviedo, al que seguía la pista por diferentes puntos de España. "Se iba de Oviedo a Vigo con nuestro padre, una ruta que por aquel entonces era similar a un viaje hasta Australia", rememora su hermano. Coleccionista de amistades, porque "no conocemos a nadie en el mundo con más amigos que él", aseguraron. Incluso sus compañeros de trabajo y clientes acababan por considerarle persona de plena confianza. Algo que suscribe el actual presidente del Colegio de Mediadores de Seguros asturiano, Reinerio Sarasúa, quien coincidió con él durante más de 20 años: "No solo era un gran defensor de la institución y el más trabajador de todos; también era generoso, hacía de lo malo una virtud, una oportunidad".

Siempre dispuesto a responde ruegos y consultas, hasta el último día, en el que sube al cielo con una nota incorporada en su bolsillo: "Ya cenó". Porque sus familiares saben que allí le esperan sus tías y la mayor preocupación va a ser que llegue con hambre. "No se ha ido. Va a vivir siempre en nuestros corazones", aseguraron. Mañana le darán este "hasta luego" en en la iglesia parroquial Corazón de María de Oviedo a las once y media.