Club Prensa Asturiana | Alberto Sendra Moncholi Bioespeleólogo, coordinador del libro «Habitantes de la oscuridad», que se presenta hoy en el Club Prensa Asturiana

"El potencial bioespeleológico de Asturias es impresionante"

"Apenas conocemos la vida en la oscuridad, que es el mayor reservorio de biodiversidad exclusiva de la Tierra"

Alberto Sendra.

Alberto Sendra.

A. Rubiera

A. Rubiera

«Vivir sin luz, sin un solo fotón de energía solar, no parece tarea fácil. Sin embargo, y contra todo pronóstico, una buena parte de la exuberante biodiversidad de este planeta mora en absoluta oscuridad». 

Así se presenta el libro «Habitantes de la Oscuridad», un texto de divulgación sobre la fauna Ibero-balear de las cuevas del que hoy se hablará en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA (19.30 horas) y que le pone un foco de luz, y nunca mejor dicho, a la fauna y microbiota cavernícola. 

«El mundo subterráneo, lo que pasa en el subsuelo, en muchas ocasiones se queda escondido en él. Nos llaman la atención los bosques, la vida vertebrada que en la superficie habita, pero la que mora en la oscuridad total apenas la conocemos y eso que supone el mayor reservorio de biodiversidad exclusiva de la tierra que conocemos», sostiene Alberto Sendra, biólogo y espeleólogo, y uno de los grandes expertos e investigadores nacionales en la materia. 

Profesor asociado de la Universidad de Valencia, un referente para universidades de todo el mundo por su conocimiento de determinadas especies cavernícolas, Sendra Mocholí ha sido el coordinador de un libro coral en el que han participado más de 70 autores y casi 80 fotógrafos de todo el mundo para hacer divulgación sobre «increíbles animales de un mundo que estamos empezando a conocer». 

Alberto Sendra estará acompañado hoy en la mesa redonda de presentación por Hilario Ubiedo de Oñate, presidente de la Confederación de Espeleología y Cañones, por José Antonio Carbajal, presidente de la Federación de Espeleología del Principado y por Carlos Ángel Ulecia, presidente de la Asociación Cultural Magma, entidades estas últimas que apoyan la difusión del libro.

–¿Cuándo y cómo le surge el interés por la biología subterránea?

–A los 15 empecé a hacer espeleología y ya en esos inicios me interesó mucho la fauna subterránea. Eso me motivó para hacer la carrera de Biología y he seguido en este mundo de la vida subterránea durante todos estos años.

–«Habitantes de la oscuridad» busca la divulgación. Pero casi hay que empezar por lo más básico: ¿Sin luz y en la oscuridad casi absoluta también se encuentra fauna?

–Este es un libro que intenta hablar de esa fauna que vive en cuevas. Entendiendo por cuevas desde un entorno tan pequeño como para que pueda vivir un pequeño animal, organismo o invertebrado, hasta las grandes cavidades. La oscuridad es un problema para un ser humano, pero no lo es para muchísimos organismos. En general, la vida durante millones de años ha existido en la oscuridad total y continúa existiendo pese a que nosotros intentemos cargarnos este planeta.

–¿Algún hallazgo interesante en Asturias?

–Naturalmente. Existen muchas especies en Asturias de un gran interés. Pese a que el estudio local no es amplio, sí que se han descubierto, sobre todo en las grandes simas que profundizan a mas de 1.000 y 1.500 metros de profundidad. Ahí se han encontrado especies emblemáticas, y tenéis incluso géneros completos. Son hallazgos muy interesantes, singulares y exclusivos del territorio asturiano. Este es un mundo olvidado en parte por la ciencia, pero que poco a poco va siendo descubierto.

¿En su caso, ha hecho espeleología en Asturias, ha buscado por aquí fauna que le interesara?

–Asturias siempre me ha atraído porque es una zona súper interesante de trabajo. Viajo mucho a Redes, por ejemplo. Tenéis ahí, en el Parque de Redes, algunas de las cuevas más emblemáticas desde el punto de vista de la fauna cavernícola que hay, y por eso soy asiduo a la región. Diría que tenéis un potencial bioespeleológico impresionante y quizá por cuestiones de cierto aislamiento nunca ha habido un grupo investigador de referencia en la zona. Pero insisto en que tenéis zonas de un gran interés bioespeleológico. Y queda muchísimo por hacer. Teneis colémbolos, una especie de artrópodos impresionantes; coleópteros cavernícolas de gran interés, cavidades donde conviven multitud de especies de una forma increíble…

 –¿Hay que hacer mucha divulgación sobre el mundo subterráneo?

–Mucha. Este libro es lo que intenta. Es una divulgación científica, con apartados para especialistas, pero también con enfoque para quien quiera acercarse a esta fauna tan especial que vive en exclusiva en la Península Ibérica. Hablamos de más de 1.300 especies que son endémicas del territorio ibérico-balear; son especies, géneros o subfamilias únicas en la Península Ibérica y que están relegados a las cavidades. 

¿Cuál es el aprendizaje más importante que se puede extraer del mundo subterráneo?

–El aprendizaje es completo porque desconocemos este mundo; para nosotros pasa desapercibido, pero es una fauna que está manteniendo un ecosistema del que dependemos. Me explico: las aguas subterráneas dependen de que esa vida microbiana, esa vida de animales pueda estar en buen estado de salud. Si contaminamos o destruimos esa fauna, esa microbiota que mantiene las aguas subterráneas, el futuro va a ser muy negro. Las macrogranjas, la contaminación del subsuelo, todo eso afecta a esa fauna. Y si no somos capaces de mantener un ecosistema estable, la vida no es posible. Porque son ellos, esa fauna, esa microbiota, la que mantiene con salud estos ecosistemas de los que dependemos. Solamente las aguas subterráneas que nos nutren son un reflejo importantísimo de que dependemos totalmente de ella.

¿El cambio climático también está acechando la vida en los entornos subterráneos?

–Mucho. Todo el medio subterráneo viene a ser un reflejo claro de lo que ocurre en el exterior. Y el aumento de la temperatura en el exterior supone un aumento de temperatura en el interior de las cuevas. Si ese aumento produce una muerte o extinción de la fauna o microbiota existente, posiblemente se recuperaría con el tiempo, pero para nosotros no es el tiempo de recuperación de la vida. Eso puede tardar miles de siglos en recuperarse. Y eso para nosotros que somos humanos sería fatal.

¿Qué le parece la gesta de Beatriz Flamini, que pasó 500 días en una cueva en Granada a 70 metros de profundidad?

–Es una hazaña. Beatriz se planteó un récord y lo llevó adelante. Es loable que se practiquen este tipo de gestas, pero no deja de ser un récord y es difícil pensar si eso ha valido la pena. Seguro que lo contarán en los reportajes que se están preparando. De momento pienso que es difícil decir si ese tipo de estudios sobre el comportamiento humano en condiciones extremas tiene su interés, aunque seguro que lo tiene. Pero no deja de ser un récord más.