Luis Benito: «En las fiestas y romerías se forjó una cultura sidrera sólida»

El director de la Cátedra de la Sidra resalta, con obras de pintores astures, cómo la bebida regional ha sido «elemento identitario y vertebrador» 

Luis Benito: "En las fiestas y romerías se forjó una cultura sidrera sólida"

Luis Benito: "En las fiestas y romerías se forjó una cultura sidrera sólida" / MIKI LOPEZ

Elena San Emeterio

Hay una vida social asturiana que en su núcleo tiene sidra. Siglos de hábitos de relaciones humanas asociadas a la bebida regional y que, en cierta medida, han dado forma a la región y a sus habitantes. Sobre esta «cultura sidrera, que está muy viva», insistió ayer en el Aula Magna del Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo Luis Benito García, director de la Cátedra de la Sidra de Asturias. 

Con aforo lleno, Luis Benito García hiló toda esa historia y cultura con motivo de la exposición que desde hace una semana se puede contemplar en el Museo de Bellas Artes de Asturias. Una muestra, titulada «Escanciando. La representación de la sidra asturiana en las artes plásticas» que ofrece un recorrido integral de la evolución de la bebida regional a través de los años y la visión de los artistas. A su vez, la exposición sirve de impulso y revitalización de la candidatura de la sidra para que sea reconocida por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. 

Benito resaltó el hecho de que «esta bebida milenaria se sobrepuso a la adversidad y se estableció como un producto identitario» de la región. No solo eso, realmente, dijo, es un «elemento vertebrador de la sociedad». En un recorrido por las obras de grandes pintores asturianos como Nicanor Piñole, Evaristo Valle o Mariano Moré –sus obras están en la exposición ovetense–, las lecciones que Luis Benito extrajo fueron muchas y claras. «’Recogiendo la manzana’, de Piñole, es un perfecto ejemplo de cómo se cosechaba el fruto para después elaborar la sidra; y estamos hablando de hace casi cien años», indicó. «La espicha» de Mariano Moré es, por su parte, una demostración de cómo esas reuniones tan típicas de Asturias fueron «un elemento clave, puesto que se trata de un ambiente distendido en el que charlar y disfrutar de un ‘culín’ de sidra con amigos y conocidos» encadenó. 

Y más. «La romería» de Mariano Moré es casi un instante congelado en el tiempo, abierto al análisis de «qué comían, qué bebían, cómo vestían o con quiénes se relacionaban. Son aspectos clave del estudio etnográfico que se pueden observar en esta pintura», explicó el catedrático. 

De vital importancia fue también su protagonismo en el cortejo. Según la tradición, los mozos y las mozas se reunían en romerías durante el período estival, único momento de asueto de la semana, donde reponían fuerzas tras las duras jornadas de trabajo. «Los mozos, que ya habían tomado un ‘culín’ o dos, se acercaban a las muchachas para ofrecerles avellanas y comenzar el coqueteo», contó Benito. Y en ese contexto, también tenía gran importancia «el abaratamiento del precio de la sidra respecto al vino, que propiciaba que fuese ésta la bebida que consumían los campesinos en mayor medida». 

Así pues, dijo Luis Benito, «en las fiestas y romerías se reafirmaba el sentimiento comunitario, haciéndolo en torno a la sidra y, por tanto, forjándose una cultura sidrera sólida». El arte asturiano sobre el que ayer basó su conferencia Luis Benito deja claro que los artistas son capaces de «transportarnos a épocas pasadas, dándonos información con la que conocer la evolución de las costumbres asturianas». Pinturas que pueden estimarse también casi como «reliquias fosilizadas, puesto que ofrecen una clara imagen del conjunto social asturiano en su totalidad», destacó Luis Benito.

Hubo más lecciones de historia. «Al principio la sidra se servía en recipientes de barro y se consumía localmente». Sin embargo, «tras la llegada de la botella de vidrio esta bebida experimentó un gran auge, puesto que se podía transportar y manejar con más facilidad». Ello propició «que comenzase la técnica de escanciado, aportando mejor sabor y propiedades por la conformación química de esta bebida», apostilló Luis Benito. Fueron las suyas lecciones de historia, con humor, que festejaron la existencia de la sidra.

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