Oviedo se tiñe de naranja para ganarle corriendo al cáncer infantil

La sexta edición de la carrera solidaria de la Asociación Galbán reúne a más de 6.000 personas en la capital: "La ilusión por ayudar se transmite de generación en generación"

Aspecto de la calle San Francisco visita desde la Escandalera durante la carrera solidaria de la Asociación Galbán.

Aspecto de la calle San Francisco visita desde la Escandalera durante la carrera solidaria de la Asociación Galbán. / Miki López

"Mucha gente haciendo pequeñas cosas puede cambiar el mundo". Es uno de los lemas de la Asociación Galbán y más de 6.000 personas predicaron con el ejemplo este domingo en Oviedo, abarrotando la sexta edición de su carrera solidaria. El tiempo acompañó y a los carbayones no se les pegaron las sábanas por el Carnaval del día anterior. Todo con el fin de recaudar fondos y lograr visibilidad en la semana de la lucha contra el cáncer infantil. Entre los participantes, muchas familias y gente de todas las edades: "La ilusión por ayudar se transmite de generación en generación", afirmaba Laura Sisto, que se preparaba para tomar la salida junto a Mónica Valdés y sus respectivos hijos: Bea y Álvaro Iglesias; y Ángela y Alonso Castrillón.

Desde La Escandalera, la marea naranja se percibe como interminable en dirección a la plaza de la Catedral, punto de partida y final de un recorrido de más de 4 kilómetros, que pasó por la calle Uría, la Losa o el campo de San Francisco. En la Catedral, la fiesta empezaba un rato antes de la salida con un escenario con música y una monitora de baile. Entre las más animadas estaba Diana Rodríguez, una pediatra de Tineo que se desplazó a la capital "en apoyo de una causa tan noble". Por su parte, las familias Areces y Fernández prefieren reservar fuerzas para la carrera. "Los niños están muy motivados por empezar", dicen. La carrera superó en casi un millar de personas la participación del año anterior, cuando hubo unos 5.300 corredores.

Antes de echar a correr (aunque también se permitía andar y gatear), se leyó un emocionante manifiesto desde el escenario de la Catedral. Las encargadas de tomar la palabra fueron dos niñas, Marta y Ainhoa. "Hoy corren con nosotros todos los enfermos y también los que ya no están", leyeron. En primera fila estaba un emocionado Lennart Koch, presidente de la Asociación Galbán y cuyo hijo falleció a los 17 años a causa de un tipo raro de cáncer. "El diagnóstico del cáncer es una realidad devastadora para una familia y nos puede tocar a todos. Incluso una vez superada la enfermedad, hace falta apoyo en el seguimiento y en las posibles secuelas", rezaba el manifiesto, que terminaba exclamando que "más investigación es igual a más vida".

La jornada de apoyo contó con una sorprendente y numerosa cantidad de perros, que tomaron la salida junto a sus amos. Carmen Folguras y Pepa, a la que llevaba de la correa, se esforzaban entre las últimas unidades de la carrera. "Vamos a intentar terminar como sea", afirmaba la dueña. Mientras tanto, Diego Coto y Luisa Dizy, optaron por llevar en brazos a sus mascotas Dobby y Daga. "Si no no terminamos nunca", bromeaban. Todos los perros portaban también prendas naranjas, el color que identifica a Galbán. En el punto de venta de merchandising, el goteo de gente fue incesante durante toda la mañana. "Lo que más se venden son las camisetas y las bolsas. Ha venido mucha gente a comprar, incluso aquellos que no participan en la carrera", decían los voluntarios tras el puesto.

Algunos se tomaron muy en serio la prueba y alcanzaron la Catedral en pocos minutos, donde siguieron la música y el baile casi hasta la hora de comer. No obstante, el orden de llegada era lo de menos. Lo importante era dar apoyo y visibilidad a una enfermedad que afecta cada año a 25 asturianos y que es la principal causa de mortalidad infantil en la región.