El niño fallecido en Oviedo iba a pasar la tarde a un pueblo con los amigos con los que viajaba en el coche: "Aún no nos lo creemos", llora el padre

El pequeño iba con un amigo a la aldea de Retrullés (Lena) con la madre de este, que conducía, y dos niñas más

Tramo de la A-66 en el que se produjo el trágico accidente, a la altura del Caleyo

Tramo de la A-66 en el que se produjo el trágico accidente, a la altura del Caleyo

Lo que iba a ser una tarde de juegos y disfrute entre amigos acabó convirtiéndose en una tragedia difícil de digerir. "Iban a divertirse y Juan no volvió a casa, aún no puedo creerlo", llora el padre del pequeño de 13 años que perdió la vida el domingo al no poder superar las heridas que sufrió el día anterior en un terrible accidente de tráfico a la salida de Oviedo, unos metros más allá del alto de El Caleyo. Juan Rodríguez Bolívar iba en el coche de la madre de un amigo, de 12 años, que también estaba en el vehículo y le había invitado a pasar la tarde en la casa familiar de la aldea de Retrullés, en Lena. Con ellos viajaban otras dos niñas de 9 años: la otra hija de la conductora y una amiga que se había sumado al plan. Los cinco ocupantes del coche sufrieron heridas de diversa consideración, pero Juan fue el peor parado. "Estamos completamente hundidos, esto es una tragedia", lamenta su padre, Pablo Rodríguez.

No era la primera vez que Juan iba con su amigo a Retrullés. Allí tenían mucha más libertad que en Oviedo para jugar y disfrutar de todas las posibilidades que ofrecen los pueblos a su edad. "Había ido más veces porque allí siempre se lo pasaban muy bien y le gustaba mucho. Todavía no lo he asimilado, era solo un niño. Había salido para pasar el día y de un momento para otro ya no está", dice su padre con un nudo en la garganta. "Pudo ser la lluvia, eso todavía se está investigando, pero quién sabe lo que pasó realmente. La conductora iba bien –la mujer dio negativo en el control de alcohol y drogas– y se le fue el coche. Un accidente, un terrible accidente", añade el hombre, desolado, que tiene otro hijo de 2 años. "Con esa edad todavía no se entera, menos mal".

Ese terrible accidente, el siniestro que le costó la vida al pequeño Juan Rodríguez Bolívar, se produjo a las tres y veinticinco minutos de la tarde. A esa hora llovía en Oviedo y lo había hecho durante buena parte de la mañana, así que la carretera no estaba en las mejores condiciones. Después de recoger a los dos invitados, la mujer que conducía salió de Oviedo con su Mercedes y cogió la autopista (A-66) en dirección a Retrullés. Todo iba como la seda, los niños estaban felices porque sabían que allí siempre se encontraban diversión, pero todo se vino abajo a la altura de Soto de Ribera, poco después del alto de El Caleyo, concretamente en el punto kilométrico 36,500 de la autopista, según se recoge en los informes oficiales de la Guardia Civil. De un momento para otro, el destino dio un giro inesperado.

Por causas que aún se están investigando, la conductora perdió el control del vehículo. El Mercedes negro en el que iban los cinco accidentados quedó completamente destrozado tras dar varias vueltas de campana e impactar violentamente contra el quitamiedos del carril izquierdo de la autopista, el que usan los coches para adelantar. El coche se arrastró al menos durante 25 metros chocando contra los hierros del guardarraíl. En cuanto llegaron los servicios de emergencias se dieron cuenta de que Juan Rodríguez, el mayor de los cuatro niños, era el peor parados de todos. Las heridas que presentaba no pintaban nada bien, y los médicos se percataron de inmediato de que había que trasladarlo con urgencia al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), aunque antes tuvieron que practicarle maniobras de reanimación en el lugar del siniestro para que pudiese llegar con vida al centro hospitalario.

El niño, que era alumno del Instituto Pando y jugaba en el equipo infantil del Oviedo Baloncesto, tenía un profundo corte en el cuello. Algunas fuentes consultadas por este diario aseguran que una de las posibilidades es que se lo provocase el propio cinturón de seguridad, pero esa no fue la causa de su muerte. "Tenía un fuerte golpe en la cabeza y no pudo recuperarse", explica una de las tías del pequeño fallecido.

"Pudo ser la lluvia, pero eso todavía se está investigando", dice la familia del menor fallecido

El resto de los ocupantes del coche también fueron trasladados al hospital después del accidente. La única que permanece ingresada en el Álvarez-Buylla de Mieres es la hija de la conductora, que sufrió un traumatismo craneal. La mujer adulta, su hijo de 12 años y la otra niña de 9 ya han sido dados de alta, aunque tendrán que recuperarse de las heridas sufridas a consecuencia de lo ocurrido. El accidente también les ha afectado mucho desde el punto de vista psicológico, sobre todo a la conductora, que responde a las iniciales E. M. G. y no levanta cabeza desde que se enteró de que el amigo de su hijo mayor había muerto. "Está muy afectada, mucho", explica la tía de Juan Rodríguez.

La capilla ardiente para despedir al pequeño de 13 años se abrió a las cinco de la tarde en el tanatorio de Los Arenales. La familia enseguida empezó a sentirse arropada por muchos amigos, profesores del pequeño e incluso compañeros de instituto de Juan, que acudieron con sus padres a darle el último adiós. Es difícil describir con palabras el dolor que se palpa en el velatorio de un niño que tenía toda la vida por delante. El funeral por su eterno descanso se celebrará hoy, a las seis menos cuarto de la tarde, en la capilla del tanatorio.

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