Nativel Preciado: "Más que escribir, me gusta haber escrito"

La periodista llena el salón de té en el regreso de las tertulias del Campoamor para presentar su novela "Palabras para Olivia"

Por la izquierda, Marta Magadán, coordinadora del ciclo, Nativel Preciado y Elena Fernández-Pello, ayer, antes de comenzar la charla en el salón de té del teatro Campoamor.

Por la izquierda, Marta Magadán, coordinadora del ciclo, Nativel Preciado y Elena Fernández-Pello, ayer, antes de comenzar la charla en el salón de té del teatro Campoamor. / Fernando Rodríguez

Chus Neira

Chus Neira

La escritora Nativel Preciado levantó ayer el telón de un nuevo ciclo de las tertulias del Campoamor, con vitalismo y entusiasmo, convirtiendo la presentación de su última novela, "Palabras para Olivia" en una defensa apasionada del oficio del periodismo y de la aventura de contar historias, por más que, como confesó al final, el proceso último de escritura sea complicado, "como quien está a régimen", y suceda que, confesó, "más que escribir me gusta haber escrito".

En conversación con la periodista de LA NUEVA ESPAÑA Elena Fernández-Pello, Nativel desveló algunas de las claves que se esconden tras su último libro, una obra con referencias muy personales que llevó a la escritora a regresar a su infancia en Boñar (León).

La enfermedad de su hermano José Luis dio pie, contó, a una serie de conversaciones donde empezaron a hablar de la infancia, "algo que no dura más que diez años pero que te deja recuerdos muy nítidos". Con la idea de trasladar todas esas emociones personales al papel, Nativel Preciado creó a Olivia, una escritora, trasunto de la autora, que contrata a un joven escritor fracasado para que le ayude a escribir su libro. "Olivia tiene mucho de mí", explicó, "y en el diálogo entre esa mujer madura y ese joven audaz intento prevenir de las dos tentaciones que todos hemos tenido, la del joven que piensa que todo empieza con él, y no hubo nada antes, la tentación adanista, y la otra, la tentación de la senectud, de que la vida se acaba cuando se acaba la tuya y piensas que todo es decrepitud".

Ese diálogo intergeneracional también es el de distintas sensibilidades y maneras de pensar, algo que la autora aprendió, dijo, de sus progenitores: "Soy fruto de un padre y una madre que tenían situaciones vitales y políticas diferentes, pero el amor les llevaba siempre a acuerdos". Y en ese camino, confesó, ella ha intentado seguir, tratando de buscar ese difícil "justo medio", "la moderación".

La fase previa de la escritura permitió a Nativel Preciado recorrer y disfrutar mucho León. "Me emociono porque veo las personas que ya no están, pero comí y bebí muy bien, afortunadamente puedo comer y puedo beber, y estoy pletórica", confesó.

La charla llevó también a comparar y analizar periodismo y literatura, dos cuestiones que para la autora no están ni mucho menos reñidas. Ella dudó primero si estudiar Medicina, pero eligió Periodismo porque pensó "que era el camino más corto para llegar a la literatura". Después quedó "enganchada" al oficio: "Era la época de la Transición, se aprendía todo por primera vez, fuimos testigos de la historia en la fila cero". Pero experimentó con "suavidad" el paso de las historias reales a las de ficción. Por eso, porque aprendió de la profesión, de las entrevistas, por ejemplo, a retratar personajes y tirar del hilo de oro del diálogo, no le gustó cuando en las primeras críticas decían que se notaba que era periodista. "El periodismo no es deformación, es formación. A mí me gusta la literatura a la que no le sobran paginas. Paul Valéry decía que lo más profundo del hombre está en la piel y un periodista sabe captar la superficie de las cosas, donde se reproduce lo profundo que hay en ellas".