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Eva Vallines

Crítica / Música clásica

Eva Vallines

Juego de amor y muerte

Higiénico convierte “Cuarteto”, el potente texto de Heiner Müller, en un bellísimo poema escénico. El dramaturgo alemán, avanzadilla del teatro expresionista postdramático en Europa, quiso deconstruir la historia de una relación perversa como la de “Las amistades peligrosas” y convertirla en un ritual teatral, donde el vizconde y la marquesa realizan un combate autodestructivo y letal a base de palabras y sexo. La sabia dirección de Laura Iglesia, presente en escena de regidora a lo Kantor, consigue un resultado brillante con aire muy europeo. El escenario alberga a músicos, bailarina y cámara, entre ajedrez, cornamentas y bodegones, recreando un espacio claustrofóbico que compagina elementos barrocos con la estética kitsch de la bola discotequera que marca las transiciones entre los asaltos de este duelo.

Sobresalen en el reparto dos fieras escénicas, dos actores muy físicos, capaces de encarnar como ningún otro el hastío decadente de la Merteuil y Valmont. Con escenas de sexo provocador, reflexiones cínicas que nos recuerdan a la voluptuosidad de Sade, la lucha contra el tiempo y la putrefacción y perversión de los sentimientos. En el ceremonial de cambio de roles, brilla un Alberto Rodríguez muy contenido y sincero como la recatada y atormentada Tourvel, una especie de Regenta a la francesa. Cris Puertas, hace un trabajo magnífico, con multitud de registros, desde el cinismo maquiavélico y depravado de la marquesa, a la candidez tontorrona de la tierna Volanges, o la masculinidad seductora de Valmont. Hay momentos muy hermosos como los sensuales bailes de Alba Valdés al son del Adagio de Albinoni interpretado por Diego Ena (piano) y Alicia Tortuero (viola). Todo un festín para los sentidos esta desenfadada propuesta que cautivó a los asistentes.

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