La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Nacho Cuesta

Wenceslao López, el último mohicano del "Frente del No"

Respuesta a las críticas del exalcalde al acuerdo para recuperar la parcela de La Vega

Wenceslao López quiere despedirse de la política municipal persiguiendo el mismo objetivo que ha tenido para Oviedo desde su primera presencia en el Ayuntamiento, en 1979, hasta sus cuatro perdidos años como alcalde y sus cuatro últimos años como máximo representante del "Frente del No" en Oviedo: la nada. Ni desde la oposición ni desde el Gobierno ha logrado aportar nada positivo para Oviedo y los ovetenses, más bien todo lo contrario porque, si malo es no hacer nada, peor aún es sembrar permanentemente el germen de la crispación, del derrotismo y del pesimismo con argumentos que no responden a la realidad.

Se quiere despedir a lo grande: después de meses de supuesto apoyo al convenio negociado por sus compañeros de los gobiernos de España y el Ayuntamiento, cuando ha perdido, de nuevo, todas las batallas, dice adiós desenterrando el hacha de guerra contra los suyos y, lo que es peor, contra los intereses de Oviedo.

A la extrema izquierda –y Wenceslao ya ha demostrado que está más cerca de Somos que del PSOE, después de cuatro años como marioneta de Taboada– le molesta que Oviedo progrese y apruebe sus asignaturas pendientes. Por eso han declarado la guerra contra el convenio de la Vega, que es el proyecto más importante para definir el Oviedo del siglo XXI. Y contra la Ronda Norte, que representa la deuda histórica del socialismo español con Oviedo. Y contra los nuevos proyectos para la Fábrica de Gas, que resolverán un gran problema urbano del Casco Antiguo.

Y lo hacen con mentiras, porque este convenio no rompe "el tejido de la trama urbana de la capital asturiana", sino más bien al contrario lo abre para recuperar para la ciudad un gran espacio de futuro. Este convenio no implica el derribo de la Fábrica, sino todo lo contrario: sólo se derribarán unos pocos edificios, todos en muy mal estado y prácticamente irrecuperables. Todos los demás se mantendrán. Todas las naves que ya se están utilizando para actividades culturales y sociales, se mantendrán y acogerán nuevos proyectos que generarán actividad económica y empleo para Oviedo. No se va a perder ni un solo elemento de valor del patrimonio de la Vega; antes bien al contrario, lo vamos a recuperar para que sea una parte fundamental de Oviedo y esté al servicio de los ovetenses.

Y mienten cuando hablan de una gran operación inmobiliaria. La nueva edificabilidad se concentrará, aproximadamente, en sólo el 15% de los 120.000 metros cuadrados de la Vega. Y, además de recuperar las naves y edificaciones del recinto fabril, se habilitarán 30.000 metros cuadrados de nuevas zonas verdes que "liberarán" Santullano y generarán un gran espacio verde en esta zona de nuestra ciudad. Y claro que es necesario habilitar ese espacio para nuevas construcciones, primero, porque con ello los ovetenses se ahorran más de 35 millones de euros (el propietario es el Estado y como el propio Wenceslao López pudo comprobar no lo va a ceder gratis a Oviedo) y, segundo, porque en este ámbito recuperado para la ciudad debe existir un espacio para configurar un nuevo distrito de atracción para nuevos ovetenses.

Resultaría enternecedor, si no fuera una muestra de absoluto cinismo, ver a Wenceslao López preocupado porque, con las nuevas edificaciones en la pequeña parte de la Vega abierta a ellas, "no se pueda ver la Catedral al llegar a Oviedo". Después de cuatro años como alcalde olvidando, cuando no despreciando, a la Catedral y a la institución que la conserva, su preocupación por el impacto visual que podemos sufrir por no ver su magnífica torre resulta patética y sólo muestra que estamos ante el resentido adiós del último mohicano del "Frente del No" contra Oviedo.

Oviedo está en un momento decisivo para planificar su proyección en el siglo XXI. Podemos enzarzarnos en debates estériles contra quienes, dentro de su habitual espíritu inmovilista, quieren conservarlo todo tal y como está, que es a un paso de la ruina, o mirar hacia el futuro y llevar adelante todos los proyectos que hemos planteado, por encima de cualquier condicionante ideológico, desde el Gobierno municipal de Oviedo con el acuerdo con los Gobiernos de Asturias y de España.

Los Gobiernos de Asturias y España son socialistas y han firmado este protocolo. Quizás el que no lo sea es Wenceslao López que, una vez más, parece poner sus intereses y rencores personales por delante, no ya sólo de los intereses de Oviedo, sino también de los criterios de su partido en Asturias y en España. Lo malo es que el "Frente del No" de la izquierda no va a desaparecer con la liberadora jubilación de Wenceslao López, porque el candidato que le sucederá también se destaca por oponerse a todos los grandes proyectos de futuro de Oviedo.

Compartir el artículo

stats