Opinión

Escuela de Minas: 60 segundos para decir adiós

Sobre el daño irreparable que la Universidad ha hecho a los ovetenses

Como ciudadana de Oviedo, no quiero dejar ni un minuto más de hablar sobre el tema del titular. Creo que jamás nadie pudo pensar en esta ciudad, que su querida y admirada Universidad, orgullo de sus ciudadanos, acabaría por hacer un daño "irreparable", a los ovetenses, daño consensuado por la Universidad y las Autoridades del Principado, olvidándose de una Institución tan vital e importante en este litigio, como es el Excelentísimo Ayuntamiento de Oviedo. Dejo al margen a aquellas otras instituciones que se pusieron de perfil ante este hecho o a aquellas otras que hicieron una defensa débil de este menosprecio.

Tengo nietas y he decidido contarles cómo la Universidad de Oviedo arrebató la denominada "Escuela de Minas" de forma coloquial en la ciudad, para que el día de mañana, puedan juzgar los hechos que afean a una institución académica tan valorada por los ovetenses y por Asturias y como de forma aviesa, una parte de la historia de nuestra ciudad fue ninguneada, menospreciada y, sobre todo, causando un daño moral a sus habitantes, que por lo visto contaron muy poco a la hora de ser escuchados con sus firmas de rechazo a este dislate.

Érase una vez, un grupo de personas y entidades que, viendo grandes posibilidades de crecimiento para Asturias y para Oviedo, deciden, a finales de los años 50 del siglo pasado, la creación de una Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas. Un proyecto convertido en realidad, que se inaugura en el curso académico 1961-62 y cuyo importe de 20.514.153,70 pesetas de ejecución material, contó con la extraordinaria aportación económica de 10.000.000 pesetas del Excelentísimo Ayuntamiento de Oviedo. La cantidad supuso casi el 50% del total del presupuesto y la más importante. El resto del montante fue compartido por empresas mineras y por la Diputación. La Escuela de Minas tuvo en el Ayuntamiento de Oviedo su gran valedor. Fue dependiente de la Escuela análoga de Madrid, siendo Rector de la Universidad de Oviedo, el excelentísimo señor don Valentín Silva Melero. El importe total de las obras ascendió a 25.077.662,85 pesetas, al añadirle el beneficio industrial de 3.077.123,05 pesetas 822.944,78 (13,37% de mano de obra) y honorarios de facultativos, así como 633.441,32 pesetas para ponerla en marcha.

Hubo otra entidad internacional, la Unesco, que financió en gran parte los laboratorios y salas de prácticas de la Escuela, dotados del material más moderno de la época.

La Escuela de Minas de Oviedo (ETSIMO) generó decenas de promociones de ingenieros de minas, cuyo prestigio se extendió dentro y fuera de la región y también a nivel internacional. Tal era el nivel académico exigido, que la "Escuela de Ingenieros de Minas de París", decide ante el nivel de excelencia de la de Oviedo, intercambiar alumnos de los últimos cursos con ella, hecho muy relevante e insólito y que nos sitúa a la cabeza de esta profesión en sus diferentes y múltiples ramas. Colectivos de ingenieros formados en esta escuela también alzaron sus voces por parecerles inadmisible esta situación. Algunos de estos profesionales, sufrieron presiones para trasladar esta escuela fuera de Oviedo, pero su bonhomía y razonamiento, frenaron estos delirios.

En el Decreto 75/2014, de 30 de julio, publicado en el BOPA del 7 de agosto del 2014, se acuerda el cambio de denominación de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de Oviedo, pasando a llamarse Escuela de Ingeniería de Minas, Energía y Materiales de Oviedo (EIMEN).

El Excelentísimo Ayuntamiento de Oviedo se opone enérgicamente, como el total de la ciudadanía, a que se cometa el acto de un traslado "vergonzoso" de esta Escuela de Minas fuera de Oviedo, que conlleva el rechazo de la población y que ignora que fue el propio Ayuntamiento, quien hace la mayor aportación económica para que el ETSIMO se construya en Oviedo, por lo tanto, los ovetenses han contribuido con sus impuestos a que esta obra pudiera ejecutarse.

Creo que, en esta historia, se ha cometido un agravio a nuestra ciudad y a Asturias y se ha obviado en todo momento la intervención y protesta reiterada del Ayuntamiento, que ha terminado en los tribunales y que en la actualidad está pendiente de resolución, al interponer un recurso de apelación para defender los intereses de Oviedo. Esto demuestra que el Ayuntamiento, es y será parte ineludible en esta situación.

Ignoro el objeto de tanto desprecio a nuestra ciudad y a su Ayuntamiento, pero deseo que mis nietas conozcan que el "absolutismo y la soberbia" solo conducen a la división entre los ciudadanos; que las ideologías en las decisiones de una Universidad que es nuestro baluarte, no convienen a los asturianos y el vasallaje siempre tiene una contrapartida, que en este caso, raya el deshonor, por la descortesía y falta de sensibilidad con que se trató a nuestro consistorio y, por ende, a los ovetenses.

Me hubiese gustado acabar esta historia de otra forma y que nuestro querido Oviedo pudiese respirar tranquilo. La Justicia tiene la última palabra y yo creo firmemente en ella. Newton decía que un átomo daba sombra; debe de ser cierto. Las personas que han hecho este daño deberían, en su fuero interno, cuestionarse esta equivocada decisión. Estamos en una cuenta atrás judicial y eso me hace recordar a aquel profesor de Derecho que con cronómetro en mano exigía a sus alumnos desarrollar el examen en 60 segundos.

Para finalizar, suscribo una frase de don Alfredo Canteli, Alcalde de Oviedo, "el que hizo esto no quiere ni a Oviedo, ni a la Universidad". Yo añado: y tampoco a Asturias.

Nota: Mi antepasado D. Ramón Fuenteseca, Autoridad en Derecho Romano y cuyos libros de texto se utilizan en nuestras universidades, incluida la de Oviedo, también estaría atónito. Amaba a Oviedo y a su Universidad, me consta.

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