Cervera tiende la mano y el Oviedo esperará para tomar la decisión sobre el banquillo: así están las posturas para su renovación

El club está satisfecho con su trabajo, pero quiere respetar los plazos | "El primer paso lo tienen que dar ellos", señala el cántabro

Agustín Lleida, Cervera y Peláez. | Miki López

Agustín Lleida, Cervera y Peláez. | Miki López / Nacho Azparren

Nacho Azparren

Nacho Azparren

Tan a gustó está en Oviedo, tan sugerente encuentra el banquillo azul, que da la impresión de que Álvaro Cervera espera con apetito la llamada. Que si el club le citara mañana mismo en el Tartiere para sellar la renovación, estamparía la firma sin pensárselo dos veces. Pero los tiempos en el fútbol suelen ser indescifrables. Y el Oviedo, el Grupo Pachuca a los mandos, prefiere mantener la calma antes de tomar una decisión de calado como la que señala al banquillo. Cervera quiere estirar su estancia en Oviedo más allá del 30 de junio y el club, que valora de forma muy positiva su labor en estos meses, esperará a que la temporada avance para tomar la decisión definitiva. Toca centrarse en el verde, argumentan desde el club. Después, se verá.

El técnico se comprometió el pasado octubre con el Oviedo tras el despido de Bolo. "Fue el único que se acordó de mí cuando no tenía equipo", remarcó ayer el entrenador. Firmó hasta el 30 de junio, el acuerdo no incluía ningún tipo de cláusula para renovar la vinculación por objetivos. Ni siquiera por ascenso, como se suele añadir en muchos contratos. Sí se contempla que si ambas partes, club y entrenador, están de acuerdo, el contrato se prolonga otra campaña más.

De momento, el que está por la labor es el entrenador: "Estoy muy a gusto aquí, es un club con las ideas claras y un futuro esperanzador. El primer paso lo tienen que dar ellos; cuando lo den, por mí no habrá problema en seguir en un club como el Oviedo. Siempre se dice que depende de dos, pero no; en este caso depende de uno".

Cervera tiene poderosos argumentos para pensar en que acumula méritos para merecer la renovación. Asumió el reto con el equipo tocado en lo anímico, en la UCI futbolística, de lleno en los puestos de descenso, y su influjo fue inmediato: ganó al Málaga en casa, empezó a mejorar desde la defensa y construyó en el Tartiere su pequeño fortín. La mejora de resultados fue llamativa hasta el punto de olvidar la pelea por la permanencia y soñar, a falta de una racha como lanzadera, en metas mayores. El juego es mejorable, pero los números, de momento, están de su parte.

Pachuca le dio el mando a un entrenador que, en teoría, no casa mucho con el perfil que suelen buscar en sus otros clubes, donde suelen estar técnicos de tendencias más ofensivas. Pero sí hay un aspecto de Cervera que encaja en el planteamiento del dueño, como se encargan de subrayar desde la entidad: su capacidad para hacer crecer a los jóvenes.

El cántabro ha demostrado que no le tiembla el pulso si tiene que darle la alternativa a la gente de abajo. Lo ha hecho con Bretones y Mángel. Y ese, el de revalorizar a los futbolistas, es marca de la casa en Pachuca. En la entidad se valora este aspecto casi al mismo nivel que los notables resultados deportivos.

Pero en el asunto de la renovación reina la cautela. Se quiere ver hacia dónde va el equipo y el rendimiento que puede dar con Cervera antes de tomar una decisión que, como todas las importantes, dependerá básicamente de las sensaciones de Jesús Martínez, pendiente desde México de todo lo que rodea al Oviedo.

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