El presidente del Oviedo concede una entrevista a LA NUEVA ESPAÑA en el aniversario de Pachuca

Martín Peláez, al descubierto: "Hay decisiones inmediatas que no pueden depender de México"

"Ahora tenemos una estructura más robusta", dice el alto directivo en una larga charla con LA NUEVA ESPAÑA

Martín Peláez, en Oviedo

Martín Peláez, en Oviedo / LUISMA MURIAS

Martín Peláez (Pachuca, 1972) se convirtió hace poco más de un año en el presidente del Oviedo de la mano del Grupo Pachuca. Peláez, descendiente de asturianos, dice que desde entonces ha pasado de todo, pero que está muy feliz. Justo en el día en el que Pachuca cumple su primer aniversario de azul, el alto directivo se sienta con LA NUEVA ESPAÑA para hablar del pasado, del presente y del futuro.

–¿Cómo cambió su vida en un año?

–Hace un año me enteré de que yo iba a ser el presidente del Oviedo. Parece todo increíble. Estaba de vicepresidente de Pachuca, con mucha ilusión y mucho trabajo. Sabía que estaba la posibilidad de que Pachuca comprase el Oviedo, pero no sabía nada más. Cuando Jesús Martínez me lo propuso me puse muy contento y no me costó nada decidir.

–¿Por qué?

–Es Europa, España, Oviedo... mis raíces. Por mi mente pasaron muchas cosas en poco tiempo, pensé en mis abuelos y bisabuelos asturianos. Fue una oportunidad y uno busca escalar, porque era ser presidente de un equipo histórico. Me cambió la vida en quince días, pero para bien. Tuve que arreglar muchos temas, dejé a mis padres allí. Siempre tuve ilusión, aunque también agobio.

–Dígame cómo es un día en la vida del presidente del Oviedo.

–La bendición de este negocio es que cada día es diferente. Hoy fui a la oficinas, cerramos unos acuerdos con algunas áreas del club, después estuve incentivando la venta de abonos en varios lugares de la ciudad. Luego esta entrevista, luego una comida con un posible patrocinador, entrega de camisetas… no paramos. Yo tengo mi agenda, pero todos los directivos están en todos los frentes. Tengo un gran equipo.

–¿Qué ha cambiado Pachuca en el Oviedo a un año vista?

–Ya teníamos un buen equipo, pero ahora tenemos una estructura más robusta. La gente que ya estaba nos enseñó a querer esta institución y nos hemos complementado bien. Estamos en una dinámica buena en todas las áreas. Nos juntamos una vez a la semana todos los directivos del club y revisamos qué hay pendiente. Todos estamos al tanto de lo que hacemos todos. La visibilidad del club es lo deportivo, pero en el Tartiere no paramos. Hay mil proyectos que sacar en el día a día.

–¿Usted tiene autonomía para tomar decisiones en el Oviedo?

–Me siento con la confianza de saber qué decisiones puedo tomar yo solo o qué decisiones necesitan consulta. Tengo la confianza de Jesús (Martínez) y jamás la traicionaría, le conozco desde hace muchísimos años y sé como funciona Pachuca. El día a día requiere decisiones inmediatas y no se puede esperar a ver qué dicen en México, ni Jesús es así. Le gusta delegar y estar enterado de todas las decisiones, dando luz verde en las más trascendentes.

–¿Qué perfil tiene con los futbolistas?

–Trato de ser cercano con todos, con jugadores, afición, cuerpo técnico. Soy cercano, aunque las relaciones evolucionan.

–Usted es el único presidente de un club de Pachuca que no es familia directa de Jesús Martínez.

–Y se lo agradezco. No somos familia de sangre, pero sí de muchos años, aunque eso es una distinción.

–¿Cómo ficha el Oviedo?

–Con dinero (se ríe).

–¿Y después…?

–Primero se identifican las necesidades en las diferentes posiciones, después la dirección deportiva pone las posibilidades sobre la mesa. Esto es un grupo global y Jesús tiene muchas opciones. Imagínese: "Necesitamos un 9". Pues se mira aquí, en México, en Chile… Cada semana los directores deportivos de los cuatro equipos de Pachuca tienen una reunión y se intercambian necesidades, se filtran cosas y de acuerdo a las posibilidades que hay se cierra el círculo. Cada fichajes es diferente, algunos los hacemos aquí directamente, algunos en México… depende de la necesidad.

–¿Fichar tan pronto era algo previsto?

–Es una dinámica del club, no porque sea rápido tiene que ser bueno o malo. Empezamos con una intensidad importante y ahora bajamos, porque tenemos ya la base, faltan dos o tres posiciones y el mercado de España tiene un proceso. No podemos desaprovechar las oportunidades de última hora, pero siempre nos gusta tener todo lo antes posible.

–Cervera firmó por dos años y parece tener poder de decisión en los fichajes. ¿Les toca hacer equilibrios entre las peticiones del técnico y los gustos del club?

–Si firmas a un entrenador tienes que fichar en base a su estilo y perfil de jugador, aunque la intervención de la dirección deportiva es importante. El míster es una persona muy flexible en los fichajes, no quiere imponer nada y solo da su punto de vista, que nosotros ya conocemos. Tratamos de buscar algo que sea bueno para todos. Hemos hecho muy buen equipo. Aunque pueda parecer otra cosa, Cervera es flexible y dialogante.

–¿La operación más difícil hasta ahora fue la renovación de Camarasa?

–Pues pensé que íbamos a tardar más, fue muy rápido y me sorprendió. Víctor se portó muy bien y entendió que tenía un camino andado y el Oviedo es el lugar ideal para él. Confiamos en él a muerte. De las cuatro o cinco que llevamos hasta ahora, no hubo ninguna operación complicada.

–¿Por qué se fue Borja Sánchez?

–Había una opción en León y como él ya dijo, y no es un secreto, tuvo poca participación con el míster. Pensamos que lo mejor era esa opción para que jugase allí en Primera División. Nos dolió, pero el fútbol también es así. Es una buena opción para él y para nosotros.

–¿Cuántas veces le dicen a la semana que fiche a Cazorla?

–Pues muchas. Hay semanas que menos, pero muchas.

–¿Va a fichar a Cazorla?

–Eso no depende de mí.

–¿De quién depende?

–Pues de él.

–¿Pero están hablando?

–Cazorla o Mata siempre suenan en el radar. Es una posibilidad.

–¿Se refiere a Cazorla, no?

–Sí, pero digo que cualquiera de los dos suena siempre. Con Cazorla está la posibilidad y tengo una buena relación con él, hablamos varias veces. Mentiría si digo que hay algo cercano, porque ahora no hay nada.

–¿Pero qué "feeling" le da?

–Lo veo lejano, la verdad. Es lo que siento. Me encantaría, pero lo veo lejano.

–¿Cómo trabajan Agustín Lleida y Roberto Suárez?

–Estamos muy contentos y hacen un gran equipo. Rober ve todo el área deportiva y siempre está en el radar, porque conoce todo el entorno del fútbol español. Agustín entra en la gestión de los contratos, digamos en la última fase. Es el "fichador", por así decirlo. Suárez abre las posibilidades de fichajes, pide informes. Para Pachuca no solo cuenta el futbolista, es importante la persona y queremos saber qué comportamiento tiene.

–¿Hace cuánto que no habla con Colombatto?

–Hace varios días que no hablo con él, pero es una posibilidad y un deseo para nosotros. Estaría encantado de venir al Oviedo, pero también tiene la ilusión de jugar en Primera en Europa. A ver qué pasa.

–Moro.

–Lo veo muy lejano, la verdad. No por él ni por nosotros, sino por las posibilidades económicas de otro equipo. Casi ya descartado.

–¿Está contento con la campaña de abonados?

–Satisfecho. Salimos muy temprano y la campaña online fue muy buena, ya que el 60% renovó vía online. Faltando alrededor de un mes tenemos unos números muy buenos, pero no estamos todavía contentos del todo porque queremos más. Queremos superar lo del año pasado, aunque sabemos que ahora es más complicado, con todas las renovaciones hechas. Estoy confiado de llegar a los números que queremos.

–Pachuca parece tener un gran respaldo social en la ciudad. ¿A qué se debe?

–Desde el principio hubo buena química y las sensaciones deportivas del final de temporada fueron buenas. Se renovó al entrenador, la plantilla genera ilusión, los nombres que suenan, la gestión del día a día… Y este grupo siempre ha sido frontal con la gente y les decimos lo que hay de nuestros proyectos. Trabajamos en muchos frentes y la gente lo sabe. Hay química y también responsabilidad.

–Será el primer año con Pachuca desde el principio. ¿Nota más exigencia?

–No la noto ahora, pero lo va a ser. Hoy salí a la calle a pedir abonados y eso genera responsabilidad. Uno me puede decir: "Usted me dice que me abone pero luego el equipo…".

–¿Cuándo empezarán las obras de la ciudad deportiva?

–En el viaje a México llevaremos todos los detalles de la cuestión financiera, legal y administrativa. A partir de ahí tendrán que pasar algunos meses de permisos, pero espero que en otros pocos meses estemos metiendo los primeros camiones.

–¿Qué más tienen pensado para mejorar el Tartiere?

–Hay ya un proyecto con una empresa, pero todo es dinero. Estamos tratando de generar alguna alianza con alguna empresa que se dedica a estadios. Tenemos la ciudad deportiva, el estadio… No da para todo y ya invertimos en videomarcadores y más mejoras. Si cerramos alguna alianza igual puede ir más rápido. Estamos mirando alternativas.

–En Pachuca se ocupaba de las relaciones políticas y en Oviedo hace lo mismo, ¿qué diferencia hay?

–Las relaciones públicas se parecen en todos los lados. Aquí quizá la gestión sea más lenta, pero porque es otra dinámica. Toda la gente en Asturias se ha portado de maravilla: políticos, empresarios, afición… Me gusta ser amigo de la gente, aunque si me traicionan soy sentido.

–¿Cómo es la relación con el Sporting?

–Hay respeto institucional y cuando hay que tocar algún tema lo hacemos con profesionalismo.

–¿Sabe algo del Mundial 2023?

–Nada.

–¿Cuál es el objetivo del Oviedo?

–Trabajar para que el Oviedo esté lo más arriba. La ilusión sabemos cuál es siempre, pero hay 22 equipos luchando por lo mismo, pero siento que estamos haciendo las cosas bien y tengo ilusión. Estamos centrados en el partido ante el Tenerife, y luego en el siguiente.

"Me veo en Oviedo muchos años"

–¿A qué le costó más adaptarse en Asturias?

–La comida es buena, ahí no hubo problema. Pero el clima me costó, sobre todo por la humedad. Me costó estar solo durante los meses de frío. Oviedo es una ciudad maravillosa, pero el clima afecta mucho y el frío puede deprimir.

–Tiene perros.

–Y vaya lo que me ayudan. Tengo cinco aquí y diez en total.

–¿Conoció a familiares de los que no tenía constancia en Asturias?

–Tengo una prima hermana en Gijón y conocí unos sobrinos de mi abuelo en Ribadesella de los que no tenía constancia. Incluso me regalaron cartas que mi abuelo escribía. Sabía que tenía parientes, pero ni cómo se llamaban. Fui varias veces a Bierces, que es donde nació mi abuelo paterno. Ahí está el hórreo todavía, aunque la casa ya no es de la familia. Mi bisabuelo materno era de Oviedo.

–¿Qué hace en su tiempo libre?

–Hago poco, la verdad. Tengo dos horarios: el español y el mexicano. A las seis, siete, ocho de la tarde empieza el horario fuerte de México. A las 11 de la noche me siguen escribiendo y me acuesto a la 1 y no contesto, salvo que sea Jesús o mi madre.

–Cuénteme alguna anécdota con Jesús Martínez.

–Jesús es un personaje absoluto. No me acuerdo de una concreta, pero es el día a día. Puede cambiar en diez segundos. De repente te habla encabronado y luego se le pasa.

–¿Cómo lo lleva?

–Hay que aprender a conocer a la gente, porque si no lo conoces y te habla fuerte puedes pensar que está enfadado. No es que sea agresivo, es que es apasionado y se enoja. Él está acostumbrado a la dinámica mexicana, donde las cosas suceden rápido. Lleva 27 años gestionando Pachuca y tiene mucho sembrado. Jesús se ha dado cuenta que la dinámica no es la de allí.

–¿Cuánto tiempo se ve aquí?

–Muchos años, si fuera por mí. Yo me quiero morir aquí. Lo dije recientemente. Me quiero morir en Oviedo, pero que me entierren en México.

–Diga algo que no le guste de Oviedo y algo que le guste mucho.

–Me gusta mucho todo. Si tengo que decir otra cosa mala, que tampoco es mala del todo, es que todo va lento.

–¿Tiene amigos fuera del fútbol?

–No un grupo permanente, pero conozco mucha gente para llevar un año. Si me pasa algo, sé a quién preguntar.

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