Alemão deslumbra en el empate contra la Ponfe en el último ensayo del Oviedo

Los de Cervera se llevan el Villa de Grao en los penaltis gracias a las tres atajadas de Braat

Alemao celebra su gol contra la Ponferradina.

Alemao celebra su gol contra la Ponferradina. / R. O.

El Oviedo cerró ayer la pretemporada con un empate contra la recién descendida Ponferradina en un partido entretenido terminado en tablas y en el que el conjunto azul acabó llevándose el trofeo Villa de Grao gracias a las paradas de Braat en la tanda de penaltis. En una tarde que se antojaba propicia para reposar el Sella y cavilar sobre el domingo de Xiringüelu, Alemao se empeñó en enchufar al público de Grado al partido con un despliegue portentoso culminado con su primer gol con la camiseta azul.

Cervera dispuso en el último ensayo de la pretemporada un once insólito compuesto por meritorios que aspiran a fortalecer su estatus en la plantilla -Hugo Rama, Masca, Javi Mier-, canteranos -Charbel, Yayo, el debutante en el primer equipo Marco Esteban- y recién llegados ávidos de buenas actuaciones para convencer al Almirante -Romario, Alemao-. Pocas pistas, por tanto, arrojó la alineación sobre lo que se verá en el estreno oficial contra el Tenerife.

De la extraña combinación de elementos resultó un Oviedo cercano a lo que pretende su entrenador: bien pertrechado en campo propio cuando no tiene el balón, reactivo y punzante al contragolpe cuando lo recupera y efectivo cuando ronda el área rival.

No obstante, el relato del primer acto lo colonizó el sobresaliente Alemao. El brasileño fue un simposio de lo que ha de ser un nueve. Tan bregador como atinado, se sirvió de su carrocería maciza para descolgar balones al tiempo que acreditó delicadeza para el pase y colmillo ante la portería con su descorche goleador en el Oviedo. En el minuto 9, aprovechando la zozobra de los centrales bercianos, Alemao tiró de maña y la puso en la esquina de la portería de Prieto con un disparo raso, muy angulado y en cambio nada potente, sin apenas armar la diestra.

A punto estuvo el Oviedo de aumentar la renta de manera casi inmediata, de nuevo gracias a la inspiración de Alemao. El desatado ariete puso a Masca ante el portero con un pase profundo, esta vez con su mejor pie, el zurdo, pero su compañero de delantera, hostigado por el central Pascanu, la cambió de concejo. Cerca estuvo el Oviedo de lamentar el desatino de Masca en el minuto 22, cuando Braat evitó el gol del excanterano azul Ernesto tras un penalti cometido entre Yayo y Bretones en un salto con Abelenda.

Cervera sentó en el descanso a Javi Mier, más fuera que dentro del Oviedo, para dar entrada a Cardero. El relevo con aroma a despedida no afligió el ánimo de los azules sino que contribuyó a relajar el orden y animar la contienda. De nuevo espoleado por Alemao, que no anduvo lejos de hacer diana en la enésima cabalgada, el Oviedo se desplegó con alegría en ataque y la Ponfe aceptó el reto. Con los dos equipos desmelenados, el larguero escupió un remate bellísimo de Cardero, los bercianos intimidaron en alguna galopada y el público de Grado incluso se arrancó con alguna tímida protesta contra el árbitro, síntoma de cierta temperatura ambiental.

La rueda de cambios en el minuto 65 sirvió para ver el debut de Paulino al tiempo que devolvió al partido el orden perdido. Entró por la Ponfe el eterno Yuri, que le puso al asunto el descaro habitual e incluso ensayó un centro de rabona. Precisamente de la cabeza del brasileño llegó el empate. Fue en el minuto 85, cuando apenas sufría un Oviedo bien pertrechado que sujetaba su mínima renta con cierta holgura. Yuri encontró una grieta entre los centrales carbayones para descolgar un precioso centro de Ale Díez y neutralizar así el gol de su compatriota Alemao.

La tanda de penaltis se la llevó el Oviedo gracias a un envalentonado Braat que frustró dos lanzamientos de la Ponfe, para un total de tres penas máximas atajadas en la tarde de ayer. La mejor manera de reclamar el puesto frente al recién llegado Leo Román en el primer partido de Liga, el próximo lunes contra el Tenerife. Se acabaron los bolos, empieza lo serio. Cervera lo sabe, sus muchachos también.

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