Diario de una escalada: estudio del rival, diálogo y genio; así es Carrión en el día a día

La remontada del Oviedo en los últimos meses se cimenta en el trabajo diario de El Requexón, donde el entrenador ha logrado dejar su huella

Diario de una escalada: estudio del rival, diálogo y genio; así es Carrión en el día a día

Diario de una escalada: estudio del rival, diálogo y genio; así es Carrión en el día a día / LNE

Nacho Azparren

Nacho Azparren

El Luis Carrión sonriente, el que habla de "disfrutar del camino" con semblante de líder espiritual antes que entrenador de fútbol, y que se muestra ante los micrófonos con soltura da paso en el día a día a un tipo metódico, original en sus métodos, minucioso y con un punto de exigencia, impulsivo incluso, que solo luce en la intimidad. "Pero ¿tú qué quieres acabar la Liga con 8 goles de mierda o con 14?", le espetó enojado a Sebas Moyano, uno de sus pupilos más fieles, el día antes de jugar en Elche tras una mala ejecución del balón parado. Ese Carrión más intenso, siempre en contacto con el futbolista, el del palo y zanahoria, emerge cada día en El Requexón y es el protagonista de una escalada que tiene al Oviedo en la mejor situación desde el regreso al fútbol profesional en 2015.

Estas son las claves del "método Carrión". Este el diario de una escalada.

Estudio de los rivales

Es uno de los puntos fuertes del técnico. Y de sus ayudantes, claro. Lo que hace especial a Carrión, y su equipo, es que no se limita a orientar a sus pupilos sobre las armas del rival, sino que prepara ejercicios para ponerles en contexto. Ahí van algunos ejemplos de los últimos meses.

Para recibir al Leganés, Carrión temía la capacidad pepinera para ganar segundas jugadas y montar una contra. Por eso planteó un ejercicio en el que se iniciaba en largo y el equipo que ganaba la primera acción atacaba, y el que lo perdía defendía en inferioridad.

En Valladolid, quiso evitar la presión pucelana con salidas limpias. Por eso incluyó en su rutina ejercicios específicos con los laterales: ahí debía estar la clave. No salió, pero incluso en las malas tardes había un esquema previo.

Ante el Racing, el peligro era que los 4 atacantes que descuelga José Alberto sorprendiera a la retaguardia azul. Por eso, ordenó ejercicios en los que los zagueros defendían en inferioridad numérica.

Hay trabajo específico todas las semanas. Siempre hay matices. El último ejemplo, la semana pasada, cuando ensayó balones "planos" del portero a Alemão, que fijaba a su marcador. Mientras Masca buscaba la espalda, Seoane y Moyano se acercaban para continuar la acción. Fue una de las jugadas más repetidas en el triunfo en Elche.

Identidad marcada

Este trabajo en función de las fortalezas del rival lo trabaja Carrión desde una perspectiva activa. Es decir, antes de tratar de evitar cómo me pueden dañar a mí lo que busca es cómo yo puedo dañarles a ellos. El equipo estará alerta en determinadas acciones, pero sin perder su esencia. "¡Circulad!" es, seguramente, la orden más repetida.

Elche fue una excepción a la hoja de ruta. El Oviedo fue más defensivo que de costumbre, pero supo qué hacer con la pelota. No es que fuera superado por el rival, sino que todo estaba trabajado previamente.

Dialogante con todos los futbolistas, a Carrión no se le ven nunca malas reacciones cuando algún pupilo intenta una reacción arriesgada. Más bien al contrario: premia ese descaro. "El fallo está permitido", señaló en una de sus primeras intervenciones, cuando el vestuario aún temblaba con la situación liguera. La idea no ha cambiado.

Originalidad en el método

Rara vez se ve un ejercicio repetido en El Requexón. Tampoco con José Mascarós, preparador físico, que se las ingenia cada semana para que el trabajo sin balón o los rondos que esconden carga física siempre contengan matices que los hagan diferentes a los que se han hecho en semanas anteriores.

El trabajo persigue el mismo fin, pero la ejecución varía. Eso evita el amodorramiento del futbolista. También influye que Carrión siempre está encima. Salvo en el trabajo más físico, al catalán le gusta seguir con intensidad cada ejecución de los suyos. Es de los que, por ejemplo, va cantando en alto los goles que lleva cada equipo en los ejercicios de finalización.

Mimos y broncas

"Hablo más con Lucas que con Viti", dijo hace poco en la sala de prensa. Y la realidad lo confirma. Cercano al futbolista, dialogante, suele acercarse a los menos protagonistas para ver cómo sienten. Del catalán resaltan los que le conocen que, ante todo, es un perfecto gestor de egos.

Pero hay días en los que a Carrión le toca levantar la voz. Son muchos más de los que uno podría pensar por su apariencia más sosegada. La anécdota comentada con Moyano el pasado jueves es una broma al lado de la bronca que les echó a los suyos antes de recibir al Levante. "¿Queremos ganar el sábado o no? Vamos a estar de verdad, a correr, a abrir campo, a pensar rápido", les gritó a sus pupilos, insatisfecho por el entrenamiento. "Un día me equivoco en salida de balón y estamos temblando ya. ¡Un día!", añadió. Y se dirigió a los menos habituales: "Estamos en el momento más importante de la temporada! ¡Para todos! Para los que juegan y para los que no juegan. Quedan 14 partidos para pelear todo. A jugar con personalidad. ¡Si fallo, sigo!".

El líder del proyecto

Esa suma de virtudes le han ido convirtiendo, poco a poco, en el líder del proyecto. Siempre respetando la jerarquía de Santi Cazorla, claro. Ha impuesto una filosofía de juego y algo más: un espíritu para encarar el día a día. Ese "hay que disfrutar el camino" sobrepasa lo meramente futbolístico. Y esa idea, en una plaza tan tendente a los extremos como Oviedo, suena a guion que seguir.

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