Opinión

Cuando la "obsesión" pierde las comillas

El problema global de las "sephora kids" y la responsabilidad que tienen los influencers con el contenido que ofrecen

Quien más y quien menos se ha "obsesionado" cuando era niño con el maquillaje o las cremas que utilizaban nuestras madres, tías o abuelas. Esos colores tan vibrantes, esos tarros de cristal de diferentes formas, esos aromas tan atrayentes que nos hacían querer poseerlos. Es más, yo acababa coleccionando algunos de esos tarros o envases tan maravillosos una vez que mi madre los terminaba. Pero eso no tiene nada que ver con los conocidos como "sephora kids" o "niñas primor", donde la "obsesión" que yo podía tener entre comillas se convierte en obsesión, así, sin comillas.

Y es que ahora han pasado los años, han llegado las redes sociales y con ellas una forma de consumir publicidad muy distinta a la que teníamos nosotros de pequeños, limitada a la publicidad convencional en la televisión, la radio, las revistas, el periódico o las vallas exteriores. Una publicidad que, encubierta o no, llega a través de las y los influencers de todo el mundo. Porque se trata de un problema global. De ahí sus denominaciones en inglés y en castellano, pero me figuro que también se darán en muchos otros idiomas.

El problema se ve claro sin necesidad de hacer mucha búsqueda en las redes sociales. Basta con abrir el Tik Tok y empezar a mirar los vídeos que el algoritmo ha decidido ofrecerte en el "para ti". Uno de los más comunes y que, en cuanto lo ves, ya te das cuenta del problema, es el GRWM, siglas del "Get Ready With Me" ("prepárate conmigo", en inglés) donde aparece una niña de no más de 14 años que intenta ser influencer y muestra todos los potingues que se hecha en la cara "preparándome para un examen de matemáticas". Horrible. A esas edades, con la piel en su máximo esplendor, no necesitarían ni siquiera una crema hidratante para la cara. Pero no, comienzan una rutina de "skin care" que incluye una bruma facial, un sérum, una crema con ácido hialurónico y no sé cuántas barbaridades más.

El problema se ve claro sin necesidad de buscar mucho en las redes sociales

Esta joven aspirante a influencer quiere ser como las de verdad. Esas que muestran su GRWM para una entrevista de trabajo o para una cena de gala, que dan cuenta de los muchos productos que hay que utilizar en la cara para alcanzar la belleza perpetua, pero que parecen olvidar al público que consume sus vídeos. Me niego a creer que desconozcan que, entre muchos de sus seguidores, hay niños y niñas menores de edad a los que deberían avisar, cuando realizan estos vídeos, de que quizá ese tipo de productos faciales que están utilizando no están indicados para sus edades.

Afortunadamente, en las redes sociales también hay cosas buenas, y algunos que, más o menos, tratan de batallar contra este problema que, seguro, no trae buenas consecuencias. También me he encontrado algún vídeo en el que aparecen dependientes de las tiendas a las que acuden estas niñas en los que dan cuenta del problema y ofrecen soluciones alternativas. Y es que, si quieres coquetear un poco con el mundo de la cosmética facial en pronta edad, te basta con una crema hidratante o un protector solar para la cara y un buen cacao para los labios, pero nada más.

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