Gijón, Á. CABRANES

Cuentan que en el siglo XIX los trabajadores de las minas sudafricanas se reunían para cantar y bailar de puntillas, para no molestar a los guardas de seguridad con sus frenéticos bailes zulúes. Un estilo que marcó su cultura y que, de la mano de la coreógrafa Robyn Orlin, invadirá la Caja Escénica de la Laboral. Será mañana y el sábado, a partir de las 20.30 horas, bajo el título «Walking next our shoes... intoxicated by strawberries and cream, we enter continents without knocking». Roby Orlin, premiada el pasado año con la máxima condecoración al mérito en las artes del gobierno de Francia, ha transformado durante veinte años los límites entre el arte performático y la danza. Su último proyecto está montado a partir de un concepto musical y coreográfico, marcado por la suavidad y armonía del Isicathamiya (popular música vocal de los zulúes). La pieza que se exhibirá en Gijón integra música, danza, texto, fotografía, artes plásticas e imágenes grabadas bajo un estilo tan personal y singular que difícilmente pasa desapercibido. Orbyn buscará encandilar en la Laboral, con una visión que reflejará la difícil y compleja realidad de Sudáfrica. Un trabajo bajo el que también se esconde una lucha contra la intolerancia, el racismo, la pobreza y la violencia.