Oviedo, E. G.

Un códice de trescientas páginas compuesto y dividido en 36 fascículos de pergamino finamente elaborado para acoger el texto sagrado ha logrado atravesar doce siglos en un estado excelente, sólo afectado por algunos problemas de humedad y por una pasada encuadernación defectuosa que en algunas páginas cortó el extremo superior de algunas decoraciones.

La ornamentación tiene rasgos de singularidad como algunas páginas tintadas al completo de turquesa. César García de Castro recuerda que «sólo hay tres códices en el mundo con esta característica». Los colores de la «Biblia de Danila» conservan toda su fuerza. Hay oro, plata, turquesas, púrpuras, índigos, violetas, amarillos, rojos de diferente tonalidad... Hay porciones de texto escritos en forma de cruz, lo que en términos técnicos se conocen como staurogramas. Afirma Paolo Cherubini que «la Biblia carece de figuración humana pero sus diseños ornamentales son riquísimos, siempre distintos, compuestos con una técnica de haces y motivos geométricos, enriquecidos por símbolos cristianos como el pez y el pájaro, junto con conchas, flores y hojas estilizadas».

La escritura, explica, «ofrece el ejemplo más antiguo de minúscula visigótica asturiana, producto de una escuela evidentemente ya madura, ejecutadas con refinada destreza». Una «r» característica aparece igualmente en un documento del rey Ordoño.