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Un camino entre pucheros

Llámpares en el chigre social

La comisión de festejos reabrió en diciembre de 2014 el bar Caleya en el pueblo de Huerres, en Colunga, con una oferta de tapeo asturiano

El oriente de Asturias es un lujo para disfrutar con todos los sentidos, pero aún más cuando llega ese buen tiempo que invita a recorrer concejos como el de Colunga, donde hay una perfecta combinación de campo y mar, con playas de singular belleza y pueblos que ofertan alojamientos para quedarse a descansar unos días. Uno de esos pueblinos con encanto se encuentra en el interior, pero no por ello lejano del mar, más bien a un paso. Se trata de Huerres, una localidad que es punto de partida, o de llegada según se mire, de una las rutas costeras de la zona más conocidas y cuyo destino, o por contra punto de partida, es a su vez La Isla.

Allí, como quien dice en la plaza del pueblo, junto a un amplio parque con columpios y también máquinas para hacer ejercicio respirando aire puro, se encuentra un bar muy querido por los vecinos, el bar Caleya, que, además, también tiene junto a él una explanada donde los niños juegan tranquilos al aire libre. Este bar tiene una historia personal que da a entender la importancia que tienen estos locales para los habitantes de los pequeños pueblos de Asturias. Tras ser alquilado en varias ocasiones y ante la posibilidad de que se cerrase finalmente, lo cogieron los miembros de la comisión de festejos, que preside Juan Riestra Ruiz. Le dieron un lavado de cara, recuperaron la piedra del local y lo reabrieron en diciembre del año 2014, teniendo a Noelia Fresno, vecina de Huerres, al frente de la cocina y el bar.

"Este bar es tal cual el centro social del pueblo, no podíamos permitir que desapareciera. La comisión de fiestas está formada por todos los vecinos de Huerres y todos estuvieron de acuerdo en que no se podía cerrar porque es mucho más que un chigre", dice Juan Riestra, que, al tiempo, recuerda cuál es la especialidad del bar Caleya: "Les llámpares al estilo de aquí, que van acompañadas con chorizo y jamón; siempre han tenido mucho éxito", recuerda.

Lo cierto es que en el pequeño y sencillo local, que preside una gran foto de los acantilados de La Piedra, en la zona de La Salmoria, donde van a recoger les llámpares, Noelia Fresno se afana en prepararlas siguiendo la receta local, además de diferentes tapas y platos, para que nadie quede con hambre. Aquí no hay menú y hay que elegir en la carta lo que se prefiera.

Así, en su oferta de tapeo figuran las croquetas caseras, tortilla de patata, chorizos a la sidra, tortos con huevo y picadillo o con huevo y pisto, callos caseros, rabas de calamar e incluso un surtido de tortos con matachana, cabrales y picadillo, sin olvidar las patatas fritas con huevo y picadillo. También hay ensaladas, la normal y la Caleya, además de tablas de embutidos, de cecina y queso cabrales o la de queso manchego con pimientos y anchoas. Otro de los platos estrella junto con les llámpares es el filetón al queso. También sirve postres, algunos caseros, así como dos tipos de sidra.

El comedor, pequeño, tiene capacidad para 24 personas, además de un número similar en las mesas de la terraza. Por todo ello es necesario llamar, reservar y encargar en el 691823145 para evitar sorpresas de última hora. El bar Caleya cierra los jueves, excepto en los meses de julio y agosto, que abre todos los días.

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