Existe un código de vestimenta no escrito que distingue a las auténticas neoyorquinas de las que aspiran a serlo o de las que quieren hacerse pasar por ellas en sus visitas a la Big Apple. Dentro de los preceptos que toda "newyorker" debe cumplir se encuentra el uso del color negro, por ejemplo, en chaquetas de cuero, botines y bolsos, siempre de buen tamaño, para el día o la noche. Una de las razones es que toda neoyorquina que se precie lleva siempre un par de zapatos de repuesto, por si la fiesta se alarga más de la cuenta.