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Conciertos en Gijón

Víctor Manuel, la huella de los éxitos

El cantante certificó la vigencia de sus canciones tras una gira que acabó en el Palacio de Deportes y que compartió con grandes voces de la música española

Sole Giménez y Víctor Manuel, en plena actuación, el sábado, en Gijón. MARCOS LEÓN

Ya puede Víctor Manuel cantar en cualquier modo (dúo, trío, en grupo o solitario) cualquiera de su retahíla de éxitos que las pasiones de sus miles de seguidores, fieles que le siguen cincuenta años después de arrancar su vida artística en los escenarios, siempre mostrarán su identificación con cada una de las piezas. Es lo que tiene haber almacenado medio centenar, o así, de piezas que todo el mundo se sabe de memoria, pero, sobre todo, que a todo quisqui le llegan al corazón. Aún más, todas ellas están vigentes: sean de amor, sociales, políticas o más festivas. Ninguna se escapa a la sensibilidad de cada cual.

Y eso se confirmó una vez más el pasado sábado en el Palacio de los Deportes de Gijón, donde Víctor Manuel dijo adiós a la gira "50 años no es nada", que comenzó en Oviedo en el año 2014 (lo que quiere decir que ya son 52 años encima de las tablas). Un adiós a medias porque el de Mieres ya tiene en marcha la celebración de los 20 años de "El gusto es nuestro", con lo que volverá a estar en la carretera en fechas próximas y acompañado de Serrat, Miguel Ríos y Ana Belén.

Tiene además el cantante de Mieres la buena y sana costumbre de relatar la biografía de sus canciones (al menos de todas las que el tiempo de cada concierto le concede). Así cada pieza entra con "precalentamiento" antes de sonar su primera nota. Saber la historia mete a la gente en la historia. "Nada nuevo bajo el sol", decía Víctor Manuel, fue un "contragolpe" a una canción que un muchacho escribía para su hija, Marina San José. "Bailarina" sonó con su otro hijo (bien cantada por David San José, que además es el arreglista musical), o algunas que, como bien contó Víctor Manuel, están en la lista de las malditas porque no se les hizo mucho caso, aunque, una vez suenan en directo, son muy aplaudidas y, efectivamente, se descubre el potencial del género. De hecho bromeó anteanoche con este asunto al comentar que solía hacer la trampa de hablar del malditismo de esas piezas para luego provocar la reacción del público. No le falta razón: son temas muy hermosos en los que no se cae en la cuenta. Claro que es un asunto que se complica cuando se trata de una voz que ha copado medio siglo largo de la música española con perlas inolvidables, vigentes (hay que insistir en ello).

Así pues este adiós a esta gira no hizo más que certificar que, al margen de dar espacio a esas piezas que por una razón u otra se habían quedado fuera del tarareo general, hay otras de referencia absoluta como "La romería", "Paxarinos", "Cuélebre"... que siguen siendo carne de himno, que suenan lo mismo en los sesenta del siglo pasado que en el año dieciséis del presente siglo. Que las prestadas como "Contamíname" o "La Puerta de Alcalá" (las dos cantadas a dúo con Ana Belén) ponen al la gente a bailar, que "La planta 14" pone los ojos vidriosos a todo el mundo, que "Sólo pienso en ti" es de las pocas canciones con carga melancólica y dramática que siempre es acompañada a coro en todas sus estrofas. O, cómo no, "Soy un corazón tendido al sol", que, como cuenta el cantante, fue el disco que lo sacó de la oscuridad tras sufrir un tiempo el apagón informativo. Una canción muy apreciada además entre otros artistas (léase Sabina o "Estopa"). Sin olvidar "Asturias", que es como la comunión absoluta con la afición.

Y, claro, sensaciones similares facturan "Luna", "La madre", a la que le cogió "el aire" Sole Giménez, o "La canción de la Esperanza", una pieza que salió a flote por su enorme melodía (y que en Oviedo cantó con Rosendo, la primera vez que Rosendo no fue protagonista por su guitarra, sino por su voz). Hay que sumar que Víctor Manuel ha sido el ideólogo en unir voces ya desde los tiempos de "Mucho más que dos". Así que el sábado sumó, además de los ya citados, a Marisa Valle Roso, Tania Pereira, Chus Pedro y Pedro Guerra, junto a los músicos Pablo Carrera y Ramón Prada. Una gran historia musical.

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