Crisis medioambiental

El hombre que encontró los primeros pellets: “El día 13 me harté de llamar; recogí 40 sacos hasta que anocheció sin que llegase nadie”

Ricardo Fresco alertó del primer vertido en la playa de Balieiros y llamó a 112, Policía Nacional, Seprona, Concello, Greenpeace y Parque Natural de Corrubedo

Rodrigo Fresco, el 13 de diciembre retirando los primeros sacos de la playa de Balieiros.

Rodrigo Fresco, el 13 de diciembre retirando los primeros sacos de la playa de Balieiros. / R. F.

Suso Souto

Rodrigo Fresco vive frente a la playa de Balieiros, en Corrubedo (Ribeira), el arenal que el 13 de diciembre recibió el primer impacto del vertido de pellets del Toconao. Fue allí donde rompió la marea plástica que luego escalaría la costa gallega. Y fue él el primero en dar la voz de alarma de lo que estaba ocurriendo.

Pasadas las cuatro y media de la tarde, tras acabar su jornada laboral en el bar que regenta, Rodrigo recibió una llamada de un cliente que había estado en Balieiros y había visto unos cuantos sacos con una sustancia blanca en la arena y en las rocas. “Al principio él pensó que era cocaína”, explica Rodrigo, quien decidió acudir al lugar.

“Primero vi tres o cuatro sacos en la rompiente de las olas, de modo que los alejé para que no se los volviese a llevar el mar. Pero pronto me percaté de que aquello era más grave: la arena estaba llena de microbolas y había muchos más sacos, en la arena y entre las rocas”, señala.

A esa hora hizo la primera llamada a la central del 112 Galicia. “Me dijeron que se lo habían comunicado a Salvamento Marítimo, pero que no podía actuar porque el mar estaba muy bravo”. También llamó al Seprona, que le remitió a la Policía Nacional, que a su vez le redirigió a la Autonómica, donde le respondieron que estaba “todo preparado para ir a recoger los sacos al día siguiente”.

Mandé ubicación, mandé fotos, les dije a lo que olía... Me harté de hacer llamadas. También avisé al alcalde de Ribeira, que me dijo que enviarían operarios”, añade Fresco. Avisó incluso a Greenpeace, donde le dijeron que no podían actuar. También avisó al vigilante del Parque Natural de Corrubedo.

“Ese día retiré 40 sacos, hasta que anocheció. Me fui sin que hubiese llegado nadie”, señala Rodrigo.

A la mañana siguiente regresó a Balieiros, antes de que llegaran allí las autoridades, y retomó de nuevo esta labor, y sacó otros 18 sacos.

Rodrigo se muestra sorprendido por las reacciones de las administraciones autonómica y estatal, porque “lo sabían desde el 13 de diciembre”.