El Banco de España saca a la luz la brillante arquitectura de Eduardo de Adaro

Un libro y una exposición en la sede bancaria de Cibeles desvelan la figura de un profesional innovador y una obra que marcó un hito en Madrid en la que el hierro de la Fábrica de Mieres tiene gran protagonismo

El imponente edificio del Banco de España en Cibeles.

El imponente edificio del Banco de España en Cibeles. / Banco de España

A. Rubiera

A. Rubiera

El Banco de España tiene en su sede central madrileña de Cibeles una exposición abierta al público dedicada a recuperar la figura y la obra del Eduardo de Adaro (1848-1906), responsable principal del diseño y construcción de dicha sede y uno de los arquitectos más relevantes de finales del XIX en Madrid.

Adaro, hijo de asturiano, hermano del ingeniero Luis Adaro Magro y con vínculos que nunca perdió con la región, murió cuando su carrera estaba en plenitud y pese a que su funeral fue un acontecimiento en el Madrid de la época, han tenido que pasar muchas décadas para que el moderno banco que diseñó –con adelantos que aún estaban por verse en España– haya mirado en sus archivos y se haya decidido a contar los hitos de una construcción señera y rapidísima, llevada a cabo entre 1883 y 1991.

La muestra, explican los organizadores, "presenta el avanzado enfoque del trabajo arquitectónico de Adaro, donde se fusiona lo palaciego y lo industrial, lo tecnológico y lo artesano, lo funcional y lo áulico, la tradición y la innovación". Por todas esas virtudes, y por el escaso conocimiento de su fructífera carrera profesional, el Banco de España ha desplegado un proyecto sobre su legado.

De arriba abajo, uno de los patios con decoración de hierro fundido; una imagen de la gran escalera monumental del Banco de España, y la zona de cajas de depósito. | B. de España

La zona de cajas de depósito. / B. de España

"Adaro es, sin lugar a dudas, uno de los más brillantes arquitectos de su tiempo y el edificio del Banco de España el mejor exponente de la arquitectura de la Restauración borbónica", sostiene la investigadora y catedrática de Historia del Arte Esperanza Guillén, comisaria junto a Yolanda Romero de la exposición "La arquitectura de Eduardo de Adaro y el Banco de España. Un mundo en transformación". Se abrió el pasado mes de octubre y se cerrará el próximo día 24.

Guillén es también la autora de una monografía que se ha publicado en paralelo a la exposición como forma de conocer en profundidad la biografía vital y la creativa de Eduardo Adaro. Y que añade pinceladas sustanciales sobre la realidad social y económica de España en el tránsito entre el siglo XIX y el siglo XX, cuando el país y Madrid especialmente estaba inmerso en un proceso de profundo cambio.

El imponente edificio del Banco  de España, en Cibeles. | B. de E.

Una imagen de la gran escalera monumental del Banco de España. / Banco de España

Tanto el libro como la exposición forman parte de ese "proyecto de largo alcance" para recuperar el legado de Adaro, del que habla el Banco de España y que la institución inició en 2019. Así que tomando como punto de partida la figura de Eduardo de Adaro, la muestra reúne documentos, objetos y obras de arte que permiten acercar a la sociedad parte del patrimonio artístico y documental de la principal institución financiera española.

Se pueden ver desde pinturas de Joaquín Sorolla o Carlos Luis de Ribera –que forman parte de la colección artística del Banco, ahora muy de actualidad por los retratos que Annie Leibovitz les ha hecho a los Reyes para formar parte de esa colección–, hasta piezas decorativas y tecnológicas de diversa índole, pasando por una selección de fotografías que muestran obras de los inicios del documentalismo, en el último cuarto del siglo XIX, junto a las de otros fotógrafos contemporáneos que han contribuido a la renovación de este género.

Eduardo de Adaro.

Uno de los patios con decoración de hierro fundido. / Banco de España

A dar a conocer todo ese patrimonio se ha dedicado Esperanza Guillén con emoción desde que hace años se topara con la figura de Eduardo Adaro. "Me interesé por él cuando comencé a trabajar sobre las consecuencias de los terremotos que asolaron las provincias de Granada y Málaga en la Navidad de 1884 y durante las primeras semanas de 1885. Adaro fue uno de los arquitectos facultativos nombrados por la Comisaría Regia para la restauración de edificios y construcción de otros de nueva planta tras los seísmos. La monografía sobre Adaro surgió de un encargo de la conservaduría del Banco de España, que supo de este trabajo, aún sin publicar, y de mi experiencia investigadora en archivos, bibliotecas y hemerotecas", relata la historiadora.

Esa biografía da por bueno el nacimiento de Eduardo Adaro en Madrid, pese a que hay referencias que sitúan su llegada al mundo en Gijón. "Hasta que se realicen posteriores investigaciones que permitan la localización de partidas de nacimiento o bautismo, no es posible confirmar el lugar de nacimiento de Eduardo de Adaro, aunque todo parece indicar que fue en Madrid. Así lo considera la Academia de la Historia y también algunas noticias de prensa que hablan de él como ‘natural de esta corte’. La residencia familiar se encontraba en la calle Santa Isabel y estudió en el colegio madrileño de San José. Su padre, José – jefe de Contabilidad del Ministerio de Comercio y nombrado secretario del Banco de España en1864–, era de Gijón, y su hermano Luis fue una fitura muy relevante en la minería asturiana", relata Guillén refiriéndose a Luis Adaro Magro, eminente ingeniero y empresario minerometalúrgico, que a su muerte, en 1915, era presidente del Consejo de Minería. Precisamente su panteón, en el cementerio gijonés de Ceares, fue uno de los primeros enterramientos que diseñó su hermano Eduardo cuando ya tenía una sólida trayectoria como autor de edificios penitenciarios, viviendas, industrias y magnos edificios, muchos de ellos bancarios.

El Banco de España saca a la luz la brillante arquitectura de Eduardo de Adaro

Detalle de la exposición, con una gran maqueta del Banco de España. / Banco de España

Respecto a la sede central del Banco de España, hay unanimidad en que "es uno de los ejemplos más destacados de la arquitectura ecléctica española decimonónica". En 1999 fue declarada Bien de Interés Cultural, en la categoría de Monumento Histórico.

Experiencia en penitenciarías

"Los cambios que vivió la España de la Restauración y la crisis surgida de la pérdida de su poder colonial a lo largo del siglo XIX llevaron al país a tratar de recuperar su prestigio internacional a través de los signos de una arquitectura de diseño cuidado y grandilocuente. Y el edificio para el Banco de España es un ejemplo señalado de este proceso", se relata en la muestra.

Había necesidad de una nueva sede del Banco de España, además, porque se le acababan de hacer nuevas atribuciones, como la concesión del monopolio de emisión de dinero, "lo que comportaba nuevas necesidades de representación y otras de carácter práctico: por ejemplo, la fabricación de billetes exigía espacios más seguros que minimizaran el riesgo de falsificación". Igual que se necesitaban españos muy seguros para la custodia de alhajas y cajas de alquiler. Y ahí Adaro también tenía conocimientos: los que le había dado la construcción previa de varios inmuebles penitenciarios donde la seguridad era máxima.

El Banco de España saca a la luz la brillante arquitectura de Eduardo de Adaro

Una de las vidrieras desmontadas. / Banco de España

Pese que inicialmente Adaro no era su arquitecto principal, acabó siéndolo al morir el titular, y nadie le quita un ápice de autoría en un trabajo donde plasmó "su gran creatividad y profundos conocimientos de las innovaciones técnicas y constructivas de su época, así como su familiaridad con las funciones crediticias". Se supone que fue gracias a su padre, secretario del Banco de España, como entró en la institución en 1973 como arquitecto auxiliar o supernumerario.

Si por algo destacó su diseño del Banco –por el que sería elogiado y galardonado en su época– fue, dicen, por "la modernidad de su propuesta, donde trató de incorporar los últimos progresos técnicos e higiénicos, otorgando una gran centralidad a aspectos como los sistemas de calefacción, de ascensores, teléfonos, iluminación eléctrica o la citada seguridad", se detalla en la exposición. Y todo porque, "más allá de su interés por una arquitectura de cuidado diseño y corte ornamental, Adaro fue un profesional que siempre se mantuvo atento a los problemas y debates de su tiempo, concibiendo lo funcional como una dimensión fundamental de su trabajo", añaden.

Y eso mismo lo explica Esperanza Guillén: "Entre las cualidades del arquitecto Eduardo Adaro yo destacaría, junto al conocimiento que tenía de la arquitectura europea por sus viajes (incluídas visitas a la Exposición Universal de París) y por publicaciones extranjeras, su atención a la distribución de los espacios, al uso del hierro, la utilización de la luz natural, la ventilación de los espacios, el interés por los aspectos sanitarios que competen a la arquitectura y la incorporación de la más avanzada tecnología de su tiempo: Iluminación eléctrica, sanitarios, ascensores, pararrayos, teléfonos o calefacción".

El Banco de España saca a la luz la brillante arquitectura de Eduardo de Adaro

Uno de los inodoros de la zona noble. / Banco de España

Innovadoras lámparas, timbres, pararrayos...

Y de todo eso hay prueba en la exposición ya que incluye dibujos, planos, una gran maqueta de la entidad, pero también piezas decorativas –destacan dos vidrieras de la Casa Mayer que se han desmontado para la ocasión— y objetos tecnológicos y funcionales de lo más diverso pero que representan la modernidad de la época: desde innovadoras lámparas de arco voltaico que se instalaron en el edificio de Cibeles cuando este se construyó, a un elegante inodoro de estilo victoriano diseñado por la Casa Doulton, con el que se explica que las piezas higiénicas eran seleccionadas en función de la jerarquía de quienes habrían de usarlas.

También cajas de seguridad (fueron encargadas a la empresa Hobbs Hart and Co. de Londres, a la que se exigió la misma calidad que las colocadas "en las bóvedas del Banco de Inglaterra"), timbres eléctricos, primitivos aparatos telefónicos, termómetros y barómetros de caja alta e incluso un modelo de los pararrayos de puntas múltiples con los que contó la sede en sus inicios.

El Banco de España saca a la luz la brillante arquitectura de Eduardo de Adaro

Eduardo de Adaro. / A. Rubiera

El uso del hierro es también uno de los grandes méritos que se atribuyen a Adaro. Era, por entonces, "el material que mejor reflejaba el avance industrial de un país, y jugó un papel esencial en la obra. Presentaba una gran resistencia al fuego, permitía salvar grandes luces y favorecía una mayor rapidez en la construcción, puesto que los elementos se prefabricaban y luego se unían en la obra. Se desplegó en interiores y exteriores como elemento tectónico, de seguridad o con función decorativa que remitía a los más diferentes estilos arquitectónicos", detalla la exposición.

En el Banco de España el hierro se utilizó no solo en las estructuras verticales y horizontales; también como elemento de rejería o como soporte para el cerramiento de cubiertas. Hubo un concurso público para las empresas que querían suministrar tanto hierro como iba a necesitar la obra y entre 14 aspirantes, nacionales e internacionales, acabó adjudicado a Fábrica de Mieres, sin que nadie dude que igual Adaro "quiso favorecer a la tierra de sus ancestros en la que, por otra parte, desarrollaba su trabajo su hermano Luis". El resultado no pudo ser mejor.

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