"Me voy triste, me voy de mi casa. Doy las gracias a la afición, a mis compañeros y a todos los que fui dejando desde que llegué al benjamín A del Sporting. También a los entrenadores que me aguantaron en las categorías inferiores, sobre todo a Javier Vidales, el primero que me dio una confianza ciega". Juan Muñiz se despidió ayer del Sporting, con el que rescindió el año y medio que le restaba de contrato para firmar, hasta 2018, con el Nàstic de Tarragona, de Segunda División. El gijonés se marcha apuntando hacia Abelardo. "La decisión de mi salida ha sido de una única persona, lo respeto, pero no ha sido por mi rendimiento", subrayó.

"A pesar de que se comente que esto es lo que hay, la plantilla es la que subió el año pasado y la que va a mantener al Sporting en Primera", afirma Juan Muñiz, visiblemente molesto por haber sido descartado por el Pitu seis meses después de ser renovado. "Mi ilusión era, por lo menos, acabar este año lo que iniciamos el pasado, el sueño de jugar en Primera, pero hubo una persona que no lo ha querido así.", subraya, manteniendo al margen a Nico Rodríguez. "No creo que a una persona se le pueda valorar por 53 minutos que creo que he jugado esta campaña", añade, siempre sin aperentemente querer mencionar a Abelardo. Antes de citarle, opta por usar el término entrenador. "Mi relación con él era profesional. No me hicieron mucha gracia sus actos", dice de Abelardo. No cierra las puertas a una vuelta en un futuro y considera que inicia "un proyecto ilusionante" en el Nàstic. La siguiente marcha será la de Hugo Fraile. El destino del onubense también podría encontrarse en un equipo de Segunda.