Joan Francesc Ferrer Sicilia, Rubi, (Vilasar de Mar, Barcelona, 1-1-1970) conserva en su manera de ver el fútbol la mirada de aquel mediapunta habilidoso que se pateó los campos de Segunda B y Tercera División de Cataluña. Si el jugador disfrutaba con la técnica, los movimientos o los gestos con el balón, el entrenador mantuvo la esencia pero cuida los detalles. El chaval rubito, color del pelo que dio origen a un apodo traicionado muchas veces por un acento inexistente, es ahora un profesional de los banquillos que abre en Gijón una de sus etapas más ilusiones. El reto es el de mantener al Sporting en la máxima categoría y culminar el éxito que tantas veces se resistió en el último momento, como las promociones de ascenso a Primera con el Girona y el Valladolid y la permanencia que se esfumó en el Levante. El camino rojiblanco se divide ahora en diez pautas.

1. Cercanía con el futbolista. Los jugadores que han trabajado junto a Rubi destacan la habilidad que tiene para hacer vestuario. El catalán intenta ganarse la confianza a través del diálogo, abriéndose al debate para mejorar la comprensión de su propuesta. Intenta ir más allá y ser cercano en aspectos relacionados con el lado personal del futbolista. Algo que ve como una herramienta para ayudarle, y también para poder tocar la faceta emocional cuando se necesite. "Los jugadores se quitan y se ponen ellos", comentó en su presentación como entrenador del Sporting. Intenta reforzar la confianza de los que disponen de menos minutos, hacerles ver su importancia en una labor de equipo. Interesado en aspectos relacionados con la psicología deportiva, ha prescindido, por el momento, de la colaboración del "coach" Richi Serrés.

2. Rigor táctico en defensa. Centró buena parte de sus primeros entrenamientos en el Sporting en mecanizar movimientos defensivos. Rubi es consciente de que uno de los puntos débiles del conjunto rojiblanco está en su vulnerabilidad en esta faceta, siendo el tercer equipo más goleado de la categoría. Cuidar este apartado fue una de las pautas desde la que inició su despegue en el Girona .No negocia la presión alta, así como a las maneras de responder ante situaciones concretas de partido que el jugador debe resolver partiendo de un orden preestablecido. Estudia cuidadosamente a los rivales e intenta reducir el efecto sorpresa de lo imprevisible, como las acciones individuales de los futbolistas más destacados del equipo contrario, recopilando algunas de ellas en vídeos.

3. El balón como aliado. Su propuesta se centra en la posesión como mejor argumento para iniciar la búsqueda de la portería rival. Trata de cuidar la salida del balón desde atrás, prefiere crecer desde el juego interior antes que abusar de los extremos y parte con el 4-2-3-1 como el esquema táctico que más ha utilizado. No pone por delante su filosofía a la disposición de recursos. En el Levante le tocó adaptarse a una plantilla que se encontró hecha, al igual que le ha sucedido en el Sporting.

4. El arma de la estrategia. Las jugadas a balón parado son una de sus obsesiones, tanto a nivel defensivo como en ataque. Fue una de las parcelas que desarrolló cuando integró el cuerpo técnico de Tito Vilanova en el Barcelona. Guardiola le tenía en su agenda para cumplir este rol en su desembarco en el Bayern Munich. Rubi se mantuvo en el club azulgrana durante la etapa del Tata Martino, tras la cual volvió a volar en solitario. Todos sus equipos se han destacado por su fortaleza a balón parado. Actualiza los movimientos para evitar el estudio rival, e intenta anticiparse a lo que se encontrará enfrente.

5. Lidera y delega en su cuerpo técnico. Su etapa en el Barcelona le permitió reencontrarse con Jaume Torras, una década después de haber jugado juntos en el Manlleu. Fue la pieza que añadió en Valladolid, como segundo entrenador, y que mantiene ahora junto a un cuerpo técnico curtido ya durante su experiencia en Girona. Completan la nómina Xabi Gil, preparador físico; Diego Tuero, entrenador de porteros y Manel González, ayudante técnico. Leal a los suyos, intenta unificar mensaje antes de dirigirse al grupo y a los medios de comunicación escuchando la opinión de cada uno. No le cuesta delegar tareas en cada uno de ellos, tanto a nivel de estudio del rival, como en la práctica de los entrenamientos, partiendo siempre de las pautas que él marca.

6. Interacción con la dirección deportiva. La importancia que le da al trabajo en equipo incluye darle protagonismo a la figura del director deportivo dentro de su plan de trabajo. Rubi prefiere compartir con esta figura las causas y motivos de sus decisiones, ya sean alineaciones o disposiciones tácticas. Cree que esto ayuda a la comprensión de su idea de juego y a que el director deportivo entienda la necesidad de reforzar uno u otro puesto. Le gusta participar en la toma de decisiones de los fichajes, uno de los temas principales que ha tratado con Nico Rodríguez en los últimos días. El director deportivo del Sporting se ha convertido en su sombra desde su llegada a Gijón. Ha estado presente en todos los entrenamientos y además se ha sumado al desplazamiento del equipo a Sevilla para ver el debut de Rubi ante el Betis.

7. Régimen interno. Los jugadores deben seguir una serie de pautas relacionadas con la alimentación y el comportamiento dentro del terreno de juego. El técnico abrió su primera jornada de trabajo en el Sporting pasando a los futbolistas por la báscula y tomando nota de los pliegues de las grasas. En el caso de que se excedan de las medidas marcadas como ideales, en un primer caso habrá toque de atención, y en el siguiente tendrán multa. Lo recaudado se destinará a una cena del equipo. Durante las concentraciones evita que los jugadores coman bollería o fritos, algo que también intenta que respeten o tomen con moderación en sus domicilios. El Sporting cuenta, en esta parcela, con el asesoramiento de Beatriz Manchón. En Valladolid también puso en práctica la prohibición de que, en el tiempo de descanso entre los ejercicios de cada entrenamiento, se chuten balones. El motivo es evitar pelotazos a jugadores distraídos y facilitar el trabajo del utillero.

8. Mensaje claro y personalizado. Su primer día en el Sporting contó con un pequeño guion para cada futbolista con un resumen del trabajo del día así como un nivel de detalle que llega al punto de determinar el color del peto que utilizarán en el campo. Esta pequeña "chuleta" también la entrega antes de cada partido con las pautas que el futbolista debe recordar durante el encuentro y que se han trabajado a lo largo de la semana. Rubi quiere dejar claro el mensaje, y para ello también se ayuda del vídeo. Divide el aspecto ofensivo del defensivo en partes diferenciadas sobre los mecanismos que maneja el rival. Estas imágenes suelen tener una duración de dieciséis minutos en su conjunto.

9. Estudio y análisis de datos. Rubi aprovecha los tiempos muertos durante los desplazamientos del equipo para visionar, o bien el partido que el equipo acaba de disputar, o el del siguiente rival. Dispone de varios programas para editar vídeos, así como programas que le permiten tener acceso a información extra derivada de los partidos. Ha sumado a Marco Canal, que trabajó con Sandoval y Abelardo como técnico analista, a su grupo para esta parcela concreta. El Sporting, como la totalidad de clubes profesionales, lleva años manejando el programa Media Coach, que proporciona datos e imágenes de todos los partidos de Primera División. Tampoco descuida el día a día, recabando información del rendimiento de los futbolistas y sus movimientos tácticos.

10. La empatía y el poder de El Molinón. Intenta cuidar la repercusión que tiene todo entrenador. Estudia junto a su cuerpo técnico la forma en la que responder a las preguntas que se le realizan en las ruedas de prensa anteriores y posteriores a un partido. En Gijón, con el Levante, mostró que no rehuye los temas espinosos. Cuestionado sobre la polémica forma en la que Dyverson celebró sus dos goles en El Molinón, con maneras que un sector de la grada entendió como provocación, hizo autocrítica. "He hablado con él y voy a intentar que aprenda que esas cosas se hacen de otra manera. No quiere faltar al respeto, pero sí que lo parece", contestó. Esa capacidad de asumir errores también cultiva cierta empatía que busca mantener con la afición. Es sabedor del poder de la afición del Sporting y quiere convertir El Molinón en uno de los puntos fuertes del equipo.