"Estoy listo para jugar. El golpe en el tobillo fue sólo un susto". Diego Mariño, que inició la semana al margen por las molestias que arrastraba tras un encontronazo con Édgar Hernández, delantero del Reus, se ve en plenas condiciones para recibir el domingo al Valladolid, el equipo en el que completó su primera campaña en Primera División. "Enfrentarme al Valladolid es especial", reconoce el meta rojiblanco, que no guarda un buen recuerdo del trato que recibió por parte del máximo dirigente pucelano, que dilató su salida a pesar de que, contractualmente, tenía opción de hacer efectiva una cláusula para salir cedido en caso de descenso. "Hice un gran año y al final decidí salir por unas cosas que tenía en mi contrato. El club no lo entendió así, pero fue más por un berrinche del presidente, que quería defender lo indefendible. La gente me dio mucho cariño, me trató de una manera increíble, no se dio la forma en la que quería salir por terceras personas", lamenta.

"Es pronto para hablar de golpes sobre la mesa, pero tener la oportunidad de ganar estos dos partidos seguidos que tenemos en casa sería muy importante para nosotros", afirma Diego Mariño sobre los duelos en El Molinón que esperan ante Valladolid y Cádiz en apenas quince días. "Sabemos que el objetivo pasa por ser fuertes en casa y nos vamos a enfrentar a dos rivales importantes. Al Valladolid lo considero como un rival directo por el ascenso", sentencia el vigués. Mariño intentará detener la buena racha de Jaime Mata, Pichichi de la categoría, con once tantos. "Es un delantero muy listo. Se mueve muy bien. Habrá que tener un punto más de concentración en defensa, pero sin volvernos locos", concluye.