Quizá lo único que le quedaba ya al Sporting era tener una peña en Londres, cuya sede estuviera en un barco sobre el Támesis. Pues anoche, quizá todavía dure la fiesta, se celebró la inauguración oficial de Sporting Londoners con una fiesta rojiblanca en el propio BoatBarandCo, donde la peña tiene su sede. La inauguración se celebró anoche, pero esta peña está funcionando ya desde el pasado verano y ha conseguido una enorme popularidad a través de las redes sociales, que ha servido para que los sportinguistas (tanto residentes como de paso en la City) tengan un punto de encuentro en los días de partido.

La inauguración se celebró a lo grande. Cundi y Redondo, responsable del área social del club, exjugadores del Sporting e internacionales, viajaron hasta Londres para asistir a la celebración. No lo hicieron con las manos vacías, llevaron una camiseta y un cuadro firmados por la plantilla del Sporting. Los asturianos emigrados a Londres -esta peña nace ya con medio centenar de socios- tienen ya sus propios símbolos. Además, a pesar de las dificultades propias de la distancia, han conseguido establecer una relación fluida con el club, así como con otras peñas que les siguen y les visitan.

La mayoría de los socios de Sporting Londoners son asturianos, pero también los hay de otras partes de España e incluso simpatizantes y amigos ingleses y franceses. La ubicación no puede ser mejor. "Nos juntamos para ver los partidos en un barco anclado a orillas del Támesis, justo en frente de la parada de Temple, a mitad de camino entre el Big Ben y la Torre de Londres", explica el felguerino Sergio Gómez Gayo, impulsor de la peña, quien agradece la colaboración de la peña sportinguista Langreo, que les permitió superar algunas dificultades burocráticas.

No es fácil ser aficionado de un club como el Sporting en Londres. La primera dificultad estriba en ver los partidos, que no siempre se pueden seguir por televisión. Los miembros de esta peña saben ingeniárselas. La fiesta celebrada ayer estaba abierta también a los no socios (20 libras los socios, 25 el resto) y el menú incluía una cena a base de tapas españolas. Tras llenar el estómago se anunciaba fiesta con DJ hasta las cuatro de la mañana, por lo menos. El sportinguismo ya remonta el Támesis.