Laura, gesto serio, ojos tristes y pelo recogido, una pena que hablaba, sujetaba con fuerza el ramo de flores mientras leía el mensaje en grande escrito en negro sobre la puerta 9 del estadio de El Molinón. Dos palabras: “Eterno Brujo”. Era medianoche, hacía rasca y Laura no estaba sola. Junto a ella, varios seguidores ojeaban en silencio las frases con las que seguidores del Sporting adelantaron el homenaje al emblema rojiblanco, cuya muerte golpeó ayer a miles de corazones sportinguistas y futboleros y sumió en un llanto kilométrico a otras tantas figuras relevantes de la sociedad española, del presidente del Gobierno al exseleccionador nacional. España llora a lo ancho y a lo largo a Enrique Castro Quini, que recibirá hoy una despedida a la altura de su figura en el que fue, es y será su templo: El Molinón.

Laura, chaleco reflectante, trabaja en los serenos de la ciudad y era la mujer de Laurie Cunningham, primer futbolista inglés del Madrid, también exjugador del Sporting, hoy ya fallecido. Su recuerdo era sentido, como lo fueron ayer el de las decenas de seguidores que se acercaron al estadio de madrugada y los que se pudieron leer en las redes sociales procedentes de todo el mundo, desde Madrid a Nueva York. Quini era mundial. Lo fueron sus goles pero, ahora vendrán los tuits, lo fue sobre todo su humanidad, cualidad que resaltaron sus conocidos y admiradores, que eran muchos, aquí y allí.

“Enrique Castro Quini, histórico, una leyenda del deporte. Su recuerdo perdurará entre los amantes del deporte”, escribió anoche Mariano Rajoy, presidente del Gobierno. Diez minutos después, hacía lo propio Pedro Sánchez: “Quini jugó y brilló en una de las épocas más genuinas del fútbol español”, escribía. En el mundo del fútbol, Vicente del Bosque, seleccionador nacional, destacaba su popularidad: “Noche muy dura. Fue un hombre muy bueno, querido por todo el mundo. Disfrutó mucho del fútbol, porque era su carácter, además de porque metía muchos goles. No había nadie que no lo apreciase. Sólo hacía el bien, no quería problemas con nadie. Ejerció como delegado y calmaba a todo el mundo”. “Otra leyenda que nos deja”, escribió Iker Casillas, portero del Oporto, o Piqué, defensa del Barça:_“Una de las mejores personas que he conocido en el mundo del fútbol”. Josep María Bartoméu, presidente del Barça, señaló que Quini era “un hombre a quien toda la gente lo quiere” y que “deja una huella en el Barcelona, en el barcelonismo y en todo el fútbol español”. Emilio Butragueño, director de Relaciones Institucionales del Madrid, señaló que “Quini era de todos y que “pertenece a la historia del fútbol”. “Nos deja un grande”, escribió Carles Puyol, y Míchel, exjugador del Madrid y exentrenador del Málaga, comentó que “”Nos hizo a todos ser un poco mejores, su humanidad fue un magnífico ejemplo como deportista y, sobre todo, como persona”. Las muestras de cariño resultaron inabarcables. Hasta la Guardia Civil le dedicó un tuit en su honor: “35 veces internacional por España, 7 veces pichichi... y buena gente. Hasta siempre, Brujo”.