"Me dejó efectos secundarios. Síndrome de Raynaud". José Gragera desveló esta mañana que haber pasado covid-19 le ha dejado alguna secuela física de la que continúa recuperándose. El futbolista del Sporting detalló cómo le está afectando y explicó que es el motivo por el que se le ve siempre jugando con sus manos cubiertas. "No me riega bien la sangre en las manos y tengo que utilizar guantes", señaló. El jugador quiso así poner respuesta a los comentarios surgidos en torno a su imagen asumiendo que "sé que se está comentando". A nivel de participación, en el caso de Gragera hubo un antes y un después tras declararse nueve positivos en enero en el vestuario del Sporting.

El Sporting vuelve a cruzarse este domingo con el Leganés, el último rival al que se enfrentó antes de que el brote de covid-19 golpeara a la plantilla rojiblanca. Hasta nueve futbolistas vinculados a la primera plantilla resultaron positivos. En ese mismo tramo de la temporada se quedaron de baja Mariño, Guille Rosas, Pedro Díaz, Gaspar, Gragera, Pelayo Suárez, Manu García, Nacho Méndez Pablo Pérez. De este grupo, sólo los dos últimos aumentaron su participación en el equipo a partir de ese momento. Por contra, los que menor protagonismo en minutos han tenido en comparación con su rol anterior han sido Gragera y Guille Rosas.

“La inocuidad no existe. El covid-19 deja una repercusión clínica, mayor o menor. Cualquier paciente positivo tiene una repercusión física”, explicó esta semana Antonio Maestro, jefe de los servicios médicos del Sporting, cuestionado por las consecuencias que el brote detectado en enero ha podido dejar en la plantilla rojiblanca. “Hay protocolos posteriores para recuperar esa capacidad física y técnica para la práctica del fútbol”, continuó el galeno, como parte de ese regreso a la normalidad que se busca desde el plano médico para deportistas de alto rendimiento. Un proceso, el de la recuperación, que lleva más tiempo que el de superar la positividad. El daño no es sencillo de cuantificar.