El "cole" de Mareo convence a los talentos rojiblancos: "Es de gran ayuda"

"Podemos hacer los deberes y estudiar", dicen los talentos del Fútbol Base del Sporting sobre la nueva sala

Pedro Menéndez, Jonathan Julián Sánchez y Daniel Collado, ayer en el «cole» de Mareo. |Marcos León

Pedro Menéndez, Jonathan Julián Sánchez y Daniel Collado, ayer en el «cole» de Mareo. |Marcos León / A. Menédez

A. Menédez

Hugo Dacal no le quita a ojo al cuaderno de mates. Hace números. Cálculos. Está concentrado. Confiesa el avilesino, de 14 años, que la creación de este aula para tareas escolares habilitado en la antigua sala de estar del primer equipo, avanzada por LA NUEVA ESPAÑA, le ayuda muchísimo en su día a día. Porque este joven jugador del cadete del Sporting reconoce que el tiempo que invierte en el recién creado espacio para estudiar le permite no llegar tan apurado a casa después de entrenar para hacer las tareas que le encargan a diario en su centro educativo. "Claro que es muy útil. Estoy muy contento, la verdad. Me ayuda a no llegar a casa teniendo que hacer los deberes del colegio, porque trato siempre de hacerlos así. Si no, llego tarde y ya tengo menos tiempo".

Hugo es uno de los muchos canteranos del fútbol base del Sporting que aprovecha el "cole", como lo denominó ayer el Sporting en sus redes sociales, para terminar sus deberes, estudiar, o, incluso, preparar los exámenes en los días de entrenamiento. Esta es una de las grandes iniciativas que tiene ya en marcha el Grupo Orlegi –entra dentro del denominado "Mareo 360"– para que sus jóvenes talentos no solo se formen como jugadores, sino que también lo hagan como personas. Un plan lanzado hace algo más de un mes y que ganará más fuerza si cabe con la recuperación de la residencia.

Dacal estudia tercero de la ESO en el colegio avilesino San Fernando. Y, claro, tiene el tiempo justo. Porque los cuatro días que entrenan en la Escuela pasa toda la tarde en Mareo. A casa llega apurado. "Estoy muy contento, la verdad. Es una gran iniciativa", dice este talento, que viene jugando como extremo. Frente a él, un compañero de sala (José Garabaya). Que, en realidad, es un amigo. Porque ambos comparten localidad natal y juegan en el cadete rojiblanco.

Ana González, la alcaldesa, y David Guerra, presidente ejecutivo, les dan ánimos. "Es profesora... Conoce la materia", avisan a los chicos sobre las habilidades de la alcaldesa, muy cariñosa con los jóvenes, que inauguró públicamente su visita el espacio. Al fondo, Óscar Garro y Juan Luna. También Iñaki Tejada. "Me ayuda mucho que esté habilitada la sala. Porque puedo quitarme de en medio los deberes y no llegar a casa tan apurado", añade Garabaya. María Alonso y Marina Suárez se mueven por toda la sala; van de una mesa a otra. Son las profesoras. Claves para sacar adelante este proyecto social y educativo. "Están muy pendientes de todo. La verdad es que ellas nos ayudan mucho". El elogio, sincero, llega desde una de las mesas de la esquina donde se encuentran otros tres talentos rojiblancos: Pedro Menéndez, Jonathan Julián Sánchez y Daniel Collado.

Los tres aprovechan la última hora de estudio para dejar rematadas sus tareas. Vienen de mucho desgaste físico. Pero confirman que la creación de este espacio en Mareo es muy útil para ahorrar tiempo y porque tienen con María y Marina dos "profes" que están muy encima.

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