En el santuario de dos sportinguistas

El binomio de Mareo formado por José Alberto y Pablo Álvarez triunfa en el Racing haciendo de El Sardinero un fortín: ahí suman 10 puntos de 12

Pablo Álvarez y José Alberto, en la sede del Racing. | RRCS

Pablo Álvarez y José Alberto, en la sede del Racing. | RRCS / A. Menéndez

Andrés Menéndez

Andrés Menéndez

No es fácil en el mundo de los banquillos del fútbol, en permanente ebullición, terreno siempre inestable, encontrar un lugar que haga sentir a un entrenador como si estuviera en casa. La sensación ya no es exclusivamente por el tiempo (en este caso los protagonistas ni siquiera llevan un año ocupando el mismo cargo), sino por la armonía que desprende la mezcla de todos los elementos. Quizás por las circunstancias geográficas entre dos tierras vecinas o la relación entre dos clubes hermanados por la figura de un rostro siempre amable como era el técnico de Astillero Manolo Preciado, la conexión de dos grandes sportinguistas como son José Alberto López y Pablo Álvarez con Santander, el Racing y el Sardinero fue desde el minuto uno inmediata.

Hoy ambos reciben a su Sporting en su santuario: porque los dos técnicos forjados en la Escuela de Fútbol de Mareo han logrado en este notable arranque de competición (solo empañado por las dos últimas derrotas consecutivas a domicilio) que el Racing sea uno de los locales más temibles en su feudo (suman 3 victorias y 1 empate con 7 goles a favor y solo 1 encajado). Números que asustan. "Es un partido especial. Siempre lo miro cuando toca. Considero al Sporting mi casa", admitió ayer en rueda de prensa el técnico del Racing, José Alberto López. "Son uno de los equipos más en forma de todo el campeonato... Llevan cinco porterías a cero en nueve partidos", añadió el preparador.

Pocos conocen mejor que él al Sporting. Por sus manos han pasado muchos de los jugadores que ahora se encuentran en la primera plantilla rojiblanca. José Alberto fue uno de los entrenadores que más fuerte apostó en su momento por Nacho Méndez, siendo el promotor de la generación del 98. "Va a ser un equipo difícil. Es un equipo trabajado. Y tiene jugadores a los que les sale todo", añade.

Cuando ambos pusieron un pie en tierras cántabras, en diciembre de 2022, el equipo se encontraba sumergido en una espiral delicadísima de resultados: encadenaba el proyecto con Guillermo Romo en el banquillo hasta cinco derrotas consecutivas, estaba en un pozo sin fondo, sumergido en puestos de descenso, y el pesimismo se había instalado tanto en el club como en su entorno. El "reset" con el relevo fue tan importante que el club verdiblanco acabó decimosegundo clasificado de Segunda División apenas unos meses después de retomar la categoría, y prácticamente a la misma distancia del "play-off" que de retornar a Primera Federación.

Esculpidos desde el barro, obligados a demostrar sobremanera su valía profesional, José Alberto (41 años) y Pablo Álvarez (43) se han convertido a base de cabezonería, talento y entusiasmo en dos de los mejores embajadores del fútbol asturiano.

Ambos son, de hecho, los únicos representantes del Principado que ocupan uno de los cuarenta y dos banquillos del fútbol profesional. Colegas (y luego amigos) desde que estrecharon lazos en el fútbol formativo de la Escuela de Fútbol de Mareo, están logrando forjar una muy meritoria carrera en suelo nacional: después de brillar en Anduva con el Mirandés y lograr en Málaga que Manolo Gaspar aún tenga pesadillas por precipitarse en sus despidos.

Suscríbete para seguir leyendo