La Romareda como espejo: El Sporting estudia crear una sociedad mercantil junto al Principado, Ayuntamiento y capital privado para ejecutar la obra de El Molinón

El plan pasa porque las administraciones públicas y el club rojiblanco inviertan con un porcentaje y dejaría abierta la puerta a que empresas privadas entren en el proyecto

David Guerra, y Adrián Barbón, en la sede de Presidencia. | LNE

David Guerra, y Adrián Barbón, en la sede de Presidencia. | LNE / A. Menéndez

A. Menéndez

Conseguir los 150 millones de euros en los que se ha presupuestado como tope la operación para colocar a El Molinón en la carrera para ser sede del Mundial 2030 es ya sin ningún tipo de dudas el principal escollo que tienen por delante los promotores de la candidatura denominada "Asturias 2030", una vez que el Sporting ha accedido a no sobrepasar dos líneas rojas para el Ayuntamiento de Gijón como eran rebajar la obra hacia una cantidad más realista , además de mantener al estadio gijonés como el más antiguo del fútbol español.

El Sporting ha trabajado en distintas vías de financiación y planteará en el protocolo que tendrá que presentar próximamente una alianza público-privada en la que El Molinón será propiedad del Ayuntamiento, pero que dejaría abierta la puerta a la entrada a empresas, como avanzó LA NUEVA ESPAÑA. Este modelo plantea la aportación económica de las administraciones públicas y prevé también la entrada de empresas que estén por la labor de invertir y que después podrían explotar los usos que tendría el reformado estadio. Todo ello, creando una sociedad mercantil en la que partiparían todos los actores.

A cada ente le correspondería un porcentaje de inversión. Y se buscarían nuevos inversores para que completen el coste del proyecto. En ese sentido, la firma Legends ejerce como asesor del Sporting. Es una marca que ya explotó el negocio del Santiago Bernabéu y el Camp Nou, entre otros estadios del fútbol español. ¿Qué parte le correspondería poner a cada socio? ¿Cómo sería el reparto de los porcentajes? Eso es lo que se debería tratar en las próximas reuniones el Sporting con el Ayuntamiento de Gijón y Principado antes de sacar adelante el protocolo y conseguir la ansiada foto de familia para acudir con mayor fuerza a la Federación Española. Los promotores del proyecto están convencidos de que la nueva infraestructura tendrá un enorme impacto económico en la ciudad y en la región.

Este modelo de triple alianza será similar al de la Nueva Romareda, cuya obra está cifrada en 140 millones de euros y parece estar ahora muy bien situada en la carrera mundialista tras ser considerada durante mucho tiempo como una de las candidatas que se iban a quedar seguro fuera. Los dueños del club maño lograron el visto bueno de las administraciones tras meses golpeándose contra una pared tras presentar hasta cinco bocetos de estadios fallidos. De los 140 millones de euros en los que se ha fijado el total de la obra del estadio, el Ayuntamiento, el Gobierno de Aragón y el Zaragoza, que han creado una sociedad mercantil, aportarán entre los tres 120 millones: cada uno de los tres socios deberá poner 40 millones. El resto llegará de inversores externos que podrían aparecer ahora o durante los cuatro años de construcción del estadio.

El Gobierno de Aragón impulsa con 20 millones de aportación directa el nuevo campo, mientras que el club pone el proyecto del arquitecto César Azcarate y unos seis millones de euros. Y si no hay más actores, las tres entidades se comprometen a constituir la sociedad mercantil antes de que termine el año con una aportación de 40 millones cada una durante los próximos cuatro años.

El Ayuntamiento pondría los suelos, tasados en 24,5 millones. Este proyecto marca de una forma genérica la idea del Sporting. La obra de la Nueva Romareda también está a caballo entre una reforma y levantar otro estadio. La obra en el campo se hará por fases, como estudia el equipo arquitectónico de Fernando Sordo Madaleno en Gijón. El Sporting, de hecho, ya plantea salvar algunas partes del campo, además del césped, como avanzó LA NUEVA ESPAÑA.

Suscríbete para seguir leyendo