Cristales rotos, ventanas y puertas desencajadas, escaparates destrozados... Éste es el balance del accidente pirotécnico registrado anoche en Cangas del Narcea. El pueblo ha amanecido conmocionado: como el despertar de una pesadilla.

"La explosión de 1981 fue terrible, pero ésta ha sido más gorda", ha comentado a LA NUEVA ESPAÑA un vecino de Cangas, testigo de ambos sucesos. Ha hablado con este periódico mientras limpiaba y lavaba su coche, lleno de cristales.

"A un vecino nuestro se le cayó encima la puerta de la terraza y tuvieron que ponerle cinco puntos en el hospital", señaló el ciudadano cangués. "Es un desastre total. Es casi un milagro que sólo haya habido heridos leves", precisó.

Las calles más comerciales tienen reventados sus escaparates. En este momento, decenas de ciudadanos se agolpan ante una oficina abierta por el Ayuntamiento para que los perjudicados por las explosiones puedan denunciar los daños sufridos, que son muchos. "No me extrañaría que hubiera mil afectados", indicó la citada fuente.