De pronto no ocurre nada. Ya se arregló el cambio climático, se arregló la crisis, se arregló la guerra de Irak, el problema afgano y pakistaní. Se arregló el problema migratorio, se esfumaron los conversaciones sobre la Bolsa, sobre la inyección de dinero al sistema financiero, sobre la burbuja de la construcción. Ya se habla menos del hambre en el mundo. De pronto todo se arregló, todo funciona porque un líder ganó las elecciones en donde se cuece el poder del planeta. La gente de a pie necesita de líderes que les coman el tarro y, por consiguiente, la convenzan de que el mundo es más feliz de lo que parecía. Con un líder creíble todo es más fácil, todo se arregla y todo sale adelante. Ahora bien, hay que creer, tener fe; ocurre que la fe sólo regala imaginación para sentirse bien. Pero sí; tenemos líder del mundo libre. Ya está todo en vías de solución. Todo, menos el Madrid de Del Piero.